martes, 5 de marzo de 2024

Mc 8,22b

 Le llevaron un ciego y le suplicaron que lo tocase.

Dado que la mención de Betsaida pertenece a la perícopa precedente, el episodio del ciego no tiene una localización precisa; solamente se desprende de lo anterior que, como antes el del sordo tartamudo, se sitúa en territorio pagano (cf. 7,32).

La frase inicial de la perícopa está en estricto paralelo con la que introducía la del sordo tartamudo: <<Le llevaron un sordo tartamudo y le suplicaron que le aplicase la mano>> (7,32). De este modo, ya desde el principio insinúa Mc el sentido del relato: el ciego, como antes el sordo, representa al grupo de discípulos. De hecho, en los profetas, <<ciegos>> y <<sordos>> van unidos y ambos términos se refieren al mismo Israel rebelde. Por otra parte, Jesús acaba de reprochar a los discípulos su ceguera y su sordera (8,18), de claro sentido figurado.

El ciego, al igual que el sordo (7,32), no toma la iniciativa ni se acerca a Jesús; se diría que no es consciente de su situación. Son, también aquí, unos innominados los que lo llevan a él. Estos colaboradores anónimos corresponden a la figura de <<los ángeles>> que prestaban servicio a Jesús en el desierto (1,13 Lect.; cf. 1,32).

Los innominados suplican a Jesús: sólo él puede remediar la situación. El ciego es impotente para hacerlo; los individuos, lo mismo. Piden a Jesús que toque al ciego, gesto que significa la transmisión de fuerza vital. Ellos ven la necesidad del individuo, confían en la fuerza de vida de Jesús y saben que la forma de obtenerla es el contacto directo con él. En cuanto empiece a actuar Jesús, ellos desaparecerán.

En esta tierra pagana, los discípulos están ciegos, como estaban sordos en el territorio de la Decápolis. Es fuera de Israel donde se percibe su condición. El singular, <<un ciego>> que los representa a todos, indica el estado en que todos se encuentran. El uso del presente histórico (<<le llevan>>, <<le suplican>>) insinúa que la situación continuaba en tiempo de Mc.

En los profetas, la ceguera, como correlativa de las tinieblas, es, por una parte, figura de la opresión (Is 35,5s; 61,1) y, por otra, aplicada a la disposición del pueblo, es figura de su mente obtusa (Jr 5,21), de su desobediencia (Jr 5,23) e injusticia (Ez 12,2).

LA BIBLIA

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