Mc 3,22
Mc 3,27
Mc 3,28
Mc 3,29
Mc 3,30
- También las autoridades centrales quieren neutralizar el peligro que representa Jesús para la institución. Unos letrados (maestros de la ideología oficial), llegados de Jerusalén, lo difaman, acusándolo de magia (ser agente del jefe de los demonios); afirman, por tanto, que liberar de la sumisión a la doctrina oficial (expulsar demonios), como hace Jesús, es un mal, y que Jesús es un enemigo de Dios (agente del diablo) (22). Aunque eludían el encuentro, Jesús los convoca, mostrando así su autoridad sobre los enemigos del reino de Dios (23). Les demuestra lo absurdo de su acusación: Satanás (figura del poder y de la ambición de poder) no dará nunca verdadera libertad al hombre, sería destruirse a sí mismo (24-26). Al rebatirles la acusación, muestra Jesús que son ellos los que están de parte de Satanás (el poder) y contra la libertad del hombre. El fuerte (27), figura satánica de poder, representa la institución judía; su casa, el ámbito de su dominio; Jesús pretende sacar al pueblo (sus bienes) del dominio de la institución, anulando el influjo de ésta (atar/o), ejercido mediante la doctrina. Afirmación solemne y grave: todo puede ser perdonado (28) excepto el insulto al Espíritu Santo (29), la mala fe, mostrada aquí al atribuir al espíritu inmundo (30) la liberación que efectúa el Espíritu de Dios (los letrados conocían bien la historia de Israel, que tuvo principio con la liberación de Egipto, y los escritos proféticos, cf. Is 1,17; 58,6s; 61,1; J r 21,11 s; 22, 15s; Ez 34,2-4; Sal 72,4.12-14).
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