Mc 3,1
Mc 3,2
Mc 3,3
Mc 3,4a
Mc 3,4b
Mc 3,5
Mc 3,6-7a
- De hecho, el precepto se ha convertido en instrumento para inutilizar al hombre; lo incapacita para ser imagen de Dios impidiéndole su actividad (brazo atrofiado; cf. Gn 1,28; 2,5: «dominar la tierra», «trabajar») (1). El inválido, único presente en la sinagoga aparte de Jesús y los fariseos, representa al pueblo sometido a la institución. Jesús pretende curar; sus enemigos, denunciarlo. La reincidencia en la violación del precepto sabático, después de una primera advertencia (2,24), estaba penada con la muerte (2). Poniéndoles delante la situación del pueblo (en medio) (3), intenta hacerlos reflexionar. El bien del hombre, valor supremo que relativiza o anula la Ley. Silencio hostil de los fariseos, enemigos de Jesús y del hombre (4). Ira de Jesús por el daño que hacen y pena por su ceguera voluntaria; en ambas reacciones, amor al hombre. Jesús arriesga su vida al devolver la capacidad de acción al inválido/pueblo; demuestra así que el bien del hombre es el valor supremo (5). Los jefes espirituales y los judíos galileos partidarios del régimen de Herodes (los herodianos, cf. 6,21), no toleran la emancipación del pueblo (6). El mar, como en el éxodo, paso hacia la tierra prometida, ahora constituida por el mundo entero (pueblos paganos). Horizonte universal del Reino. Se ha consumado la ruptura de Jesús con la sinagoga (7a).
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