martes, 26 de septiembre de 2023

Mc 1,39-45

Mc 1,39

 



Mc 1,45b

 en consecuencia, Jesús no podía ya entrar manifiestamente en ninguna ciudad; se quedaba fuera, en despoblado, pero acudían a él de todas partes.

El mensaje anunciado por el antes leproso acarrea como consecuencia la marginación de Jesús mismo. Afirmar que Dios acepta a los que la religión excluye sacude la autocomplacencia de los observantes, que imponen su criterio en las ciudades donde hay sinagoga. Para éstos, Jesús, que no reconoce la validez de lo puro e impuro, que trata con un leproso, es un impuro él mismo, marginado de la sociedad. Jesús sabía el descrédito al que se exponía, pero lo afronta sin vacilar. Empezando por Israel, había llegado el momento de mostrar el rasgo fundamental del reinado de Dios: su universalidad, que traduce el amor universal de Dios por los hombres.

El que elimina la lepra, es decir, saca de la marginación, se ha convertido en un impuro para la Ley, en un marginado para la religión y la sociedad. Por eso Jesús no puede entrar abiertamente en ninguna población importante; se queda fuera, en despoblado, como un leproso. Sin embargo, no se estaciona en ningún lugar determinado, sino que continúa su recorrido por Galilea.

La expresión <<en despoblado>> (<<en lugares desiertos>>) ha aparecido en 1,35, indicando el lugar donde oraba Jesús. Está en relación con <<el desierto>> (1,12s), que significaba el lugar de su éxodo, su ruptura con los valores de la sociedad judía. Por la proclamación del ex leproso, la ruptura se ha hecho manifiesta. Jesús empieza a mostrar su incompatibilidad con el sistema judío.

Se produce, sin embargo, una consecuencia inesperada: acude a Jesús gente de todas partes. No se indica que sean leprosos, lo que muestra que el hecho físico de la lepra no constituye el punto central del episodio. El uso del mismo verbo utilizado antes para el leproso (v. 39: <<acudió a él>>; v. 45b: <<acudían a él>>) hace ver que también estos innominados son marginados por la sociedad judía. La afluencia, que es mayor que  nunca (<<de todas partes>>), es una respuesta al mensaje proclamado por el antes leproso. Los que acuden no piden curaciones ni enseñanza: muestran su adhesión a Jesús, el que pone fin a la discriminación entre puros e impuros y afirma el amor universal de Dios. La marginación que sufre Jesús les asegura que está con ellos.

LA BIBLIA

Mc 1,45a

 Él, cuando salió, se puso a proclamar y a divulgar el mensaje a más y mejor.

<<Cuando salió>>, correlativo de <<lo sacó fuera>> (1,43), significa que el hombre ha llegado a la convicción que pretendía Jesús: que la institución judía y sus leyes han falseado la figura de Dios; que la marginación que él había sufrido era religiosamente un engaño y socialmente una injusticia. Con esto se independiza espontáneamente de la institución religiosa, retirándole su adhesión.

La experiencia del amor de Dios, del que pensaba estar excluido, y la libertad definitivamente adquirida causan en el hombre una alegría tal que no puede contenerla. Es la alegría de la liberación. Acumulando términos, subraya el texto la exuberancia del antiguo leproso: <<proclamar, divulgar, a más y mejor>>.

Con esto, el hombre se convierte en anunciador no del mero hecho sucedido, sino del mensaje contenido en él: Dios no es como se lo habían presentado, él no discrimina entre los hombres; ofrece a todos su amor y llama a todos a su Reino. La culpable de la marginación que él había sufrido era solamente la institución religiosa. Comienza el mensaje de la universalidad, por el momento en el interior de Israel. Se perfila la apertura a los paganos, considerados impuros por la institución judía.

LA BIBLIA

Mc 1,43-44

 Le regañó y lo sacó fuera en seguida diciéndole: <<¡Mira, no le digas nada a nadie! En cambio, ve a que te examine el sacerdote y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés como prueba contra ellos>>.

Gracias a la acción de Jesús, el individuo se sabe aceptado por Dios ahora. Pero, como le habían enseñado en la sinagoga, sigue creyendo que antes Dios lo rechazaba, y esta concepción de Dios es intolerable para Jesús. Por eso <<le regaña>>. El antes leproso tiene que abandonar la idea de que Dios excluye de su amor a algún hombre, cualquiera que sea su condición. El rechazo por parte de Dios no ha existido nunca.

El causante de su  marginación no ha sido Dios, sino la institución religiosa, que, además, le ha impedido conocer a Dios, proponiéndole una doctrina falsa sobre él. Tiene que convencerse de que ni la doctrina ni la praxis de la institución provienen de Dios o reflejan su ser, sino que se oponen a él.

Es decir, no le basta haber sido liberado de la marginación por obra de Jesús, tiene que liberarse él mismo de la creencia en la institución que injustamente lo marginaba. De lo contrario, estará siempre a merced de ella, que podrá marginarlo nuevamente. En Jesús ya ha conocido el rostro y el amor de Dios, ahora tiene que compararlo con la práctica de la institución y ver el Dios que refleja ésta.

De ahí la frase: <<lo sacó fuera en seguida>>, que, combinada con <<cuando salió>> (v. 45), parece indicar que el individuo se encontraba en un lugar o local determinado. Habría que pensar en una sinagoga, único local mencionado antes (v. 39). Sin embargo, la imprecisión de Mc impide aplicarlo a una sinagoga concreta, señala más bien la sinagoga como institución. A este hombre, figura representativa de todos los marginados, Jesús lo saca de su sumisión al sistema religioso. Éste lo marginaba enseñándole, en nombre de Dios, la doctrina de lo puro y lo impuro; pero esta doctrina es falsa, Dios no es así.

Para hacerlo salir, Jesús va a hacerle ver un contraste. Ante todo, le ordena que guarde silencio. Antes de hablar tiene que tomar plena conciencia de la total oposición que existe entre el proceder de Dios y el de la institución religiosa. Al percibirla, tendrá que concluir que ésta no representa a Dios ni habla en su nombre, y se emancipará de ella para siempre. Por eso debe comparar la aceptación gratuita de Dios que ha experimentado en Jesús con los penosos ritos de aceptación que impone el sistema religioso. Para ello, debe ir a presentarse al sacerdote, representante y mediador de Dios según la religión judía, quien lo sometería a un minucioso examen y ofrecería los sacrificios.

El AT atribuía a Dios las interminables prescripciones sobre la integración de un leproso curado, mostrando un Dios meticuloso, exigente y difícil de contentar. Jesús pone en entredicho esa atribución: las prescripciones no son de Dios, sino de Moisés. Para Jesús, toda la legislación sobre lo puro y lo impuro son preceptos humanos, no divinos. No es Dios el autor de la discriminación ni se puede marginar a nadie en su nombre. Al promulgar estas prescripciones Moisés no reflejó la voluntad de Dios, sino que cedió a la dureza del pueblo y denunció su falta de misericordia (cf. 10,5).

El origen humano, no divino, de la marginación se confirma con la expresión <<como prueba contra ellos>>, inspirada en Dt 31,26: <<Tomad el libro de esta Ley y colocadlo ... estará allí como prueba/testigo contra ti>>, es decir, contra el pueblo, por su infidelidad a Dios. Paralelamente, lo que según Marcos pretendió Moisés con las prescripciones sobre la purificación del leproso fue dejar una prueba incriminante contra el pueblo y la institución judía.

La Ley aquella, que ponía costosas condiciones para salir de la marginación, reflejaba solamente el egoísmo y la dureza de la sociedad judía, que temía y apartaba de sí al leproso. Era la prueba perenne contra una sociedad que no ayudaba al marginado ni se interesaba por él; demuestra que el pueblo, sin compasión ni amor al hombre, no conocía a su Dios. La institución y sociedades judías eran así inaceptables para Dios.

En resumen: El leproso es el tipo de marginado que acepta su marginación, considerándola justa y querida por Dios. La lepra/marginación estaba causada por el sistema, pero era real, porque el individuo la creía justa. Por eso no bastaba una liberación exterior y de hecho ni arreglar su situación dentro del sistema, que podría marginarlo de nuevo; tiene que comprender que el sistema es injusto e independizarse de él, liberarse interiormente negando toda credibilidad a la institución judía y a la Ley  marginadora. Si no llega a considerar injusta su antigua marginación, tendrá que aprobar la marginación de otros.

LA BIBLIA

Mc 1,41-42

 Conmovido, extendió la mano y lo tocó diciendo: <<Quiero, queda limpio>>. Al momento se le quitó la lepra y quedó limpio.

La reacción de Jesús es insólita. Un judío cualquiera se habría echado atrás horrorizado al acercarse el leproso; Jesús, en cambio, se conmueve ante la miseria del hombre. Ha que notar que el verbo <<conmoverse>>, aplicado en el NT sólo a Dios y a Jesús, se utilizaba en la literatura de la época para significar la ternura del amor de Dios por los hombres. Mc atribuye así a Jesús una cualidad propiamente divina: el Hijo de Dios (1,10) se comporta como Dios mismo.

Es la respuesta del evangelista a la duda anterior del leproso: la actitud que guía el querer y la actividad de Jesús es un amor tierno igual al del Padre, que no puede soportar la vista de la miseria humana. El amor expresado en <<conmoverse>> pasa a la acción al <<extender la mano>>.

El gesto de <<extender la mano/el brazo>> es una figura de la capacidad de acción, y acompaña acciones liberadoras propias del éxodo de Egipto. La finalidad del gesto es <<tocar>>, el contacto físico con el leproso, prohibido por la Ley, que marcaba así la marginación religiosa y social. Jesús, que posee la <<autoridad>> divina, niega con su gesto que Dios excluya de su favor al leproso, es decir, invalida el fundamento teológico de la impureza. Al mismo tiempo, hace presente la acción divina que saca de la opresión a los marginados.

De este modo, en lugar de rechazar al leproso, Jesús completa el acercamiento iniciado por aquél: extiende la mano y lo toca. El leproso, al acercarse, violaba la Ley; Jesús completa la violación cometiendo él mismo una transgresión (Lv 5,3; Nm 5,2) más grave que la del hombre. Con esto le hace ver que la Ley, al imponer la marginación, no expresa el ser ni la voluntad de Dios. El obstáculo que impedía al leproso conocer el amor de Dios era la Ley misma, que inculcaba la idea de un Dios discriminador; pero la acción de Jesús manifiesta que la distinción entre puro e impuro consagrada por la Ley no tiene vigencia para Dios.

La respuesta verbal de Jesús es paralela al ruego del leproso: <<Quiero, queda limpio>>. Aparece la raíz de la oposición entre la Ley y el Dios que se revela en Jesús: la Ley no tiene piedad de la miseria del hombre, y lo margina; Jesús se conmueve ante ella, y lo acepta, poniendo su bien por encima de la Ley.

La voluntad de Jesús se cumple sin tardar. Ocurre lo contrario de lo que decía la Ley: según ésta, Jesús habría quedado impuro por su contacto con el leproso; sucede, en cambio, que el leproso queda limpio por el contacto y las palabras de Jesús.

La aceptación de Dios no es consecuencia de la limpieza del hombre, es anterior a ella. Por eso, cuando el leproso experimenta que Dios lo acepta como es, desaparece la lepra: la lepra/marginación era sólo una etiqueta humana, engañosamente atribuida a Dios.

LA BIBLIA

Mc 1,40

 Acudió a él un leproso y le suplicó de rodillas: <<Si quieres, puedes limpiarme>>.

El episodio se coloca una vez señalada la predicación en toda Galilea. Durante aquella actividad se produce un hecho notable: un leproso se acerca a Jesús. Es el primer enfermo que lo hace por iniciativa propia (cf. 1,30.32).

Según la concepción judía, el leproso era impuro por su enfermedad, que, desde el punto de vista religioso, lo excluía del acceso a Dios y, en consecuencia, del pueblo elegido (Lv 13,45s). Era asimismo transmisor de impureza, lo mismo a personas que a objetos. Se consideraba la lepra como <<la hija primogénita de la muerte>> (Job 18,13). El leproso quedaba fuera de la sociedad, temerosa de verse físicamente contagiada y religiosamente contaminada. Estaba obligado a avisar a gritos de su estado de impureza, para que nadie se acercase a él, y tenía que vivir en descampado (Lv 13,45s). Era en cierto modo un maldito, un castigado por Dios.

El lugar que ocupa en este episodio, que pone fin a la predicación itinerante de Jesús en las sinagogas de Galilea, muestra que Mc lo presenta como una conclusión y una denuncia: en su recorrido, Jesús ha constatado la existencia de la marginación religiosa, problema candente en toda la región; en cuanto se presenta la ocasión, quiere afirmar su postura ante él; con ello va a sacudir los cimientos teológicos del judaísmo y comenzará a exponer las implicaciones de su alternativa.

De hecho, Jesús ha tomado contacto con los que asisten a las sinagogas, pero fuera de ellas quedaba multitud de gente excluida por la doctrina oficial, que la consideraba impura. La figura del leproso, que no lleva nombre ni se encuentra en ningún lugar preciso, aparece como el caso extremo, el prototipo de toda marginación, y representa a los marginados de Galilea.

Según la doctrina oficial judía, apoyada en las prescripciones de la Ley, no había para el leproso posibilidad de acceso a Dios ni a su Reino, pero la proclamación de Jesús en toda Galilea abre para él un horizonte de esperanza. El deseo de salir de su miseria y marginación vence el temor a infringir la Ley y se acerca a Jesús, sin respetar la distancia, que, según lo prescrito, debía mantener. Su postura (<<de rodillas>>) expresa su propia angustia y posiblemente intenta prevenir que Jesús castigue su transgresión.

No pide a Jesús que lo toque, ni siquiera directamente que lo limpie. Su actitud es humilde e insistente (<<suplicándole>>). Manifiesta únicamente su absoluta confianza en el poder de Jesús (<<si quieres, puedes>>), que equipara al de Dios. Desea que elimine el obstáculo que lo priva del amor de Dios y le impide participar en el Reino que se anuncia (1,14). Es la reacción de los marginados a la proclamación de Jesús.

No duda de que Jesús pueda limpiarlo, pero no está seguro de que quiera hacerlo, pues no sabe cuál es la actitud o el programa que guía la actividad de Jesús, si se propone acabar con la marginación. Puede que Jesús lo considere también un desecho.

No se encuentra en toda la perícopa el verbo <<curar>>, que pondría el acento sobre el aspecto físico de la lepra, sino <<limpiar/purificar>>, que subraya el aspecto religioso. Lo que interesa ante todo al leproso es conseguir su relación con un Dios que lo rechaza.

La petición se apoya en un precedente famoso. El profeta Eliseo había curado de la lepra a Naamán el sirio, un pagano (2/4 Re 5,11). Este leproso ve en Jesús un profeta semejante a Eliseo. El paralelo con la curación de Naamán insinúa que la acción de Jesús no va a limitarse a Israel.

LA BIBLIA

Mc 1,39

 Fue predicando por las sinagogas de ellos, por toda Galilea, y expulsando los demonios.

La actividad de Jesús sigue la pauta de lo ocurrido en la sinagoga de Cafarnaún (1,21b-28), pero con ciertas diferencias: no se usa ahora el verbo <<enseñar>>, sino <<proclamar/predicar>>, que remite al anuncio del Reino (1,14-15), incluyendo todos sus elementos: Jesús se presenta como profeta, anunciando de parte de Dios la buena noticia: la superación del antiguo sistema religioso (<<Ha terminado el plazo>>), la proximidad de la alternativa (<<está cerca el reinado de Dios>>), la necesidad del cambio de vida (<<enmendaos>>) y de la fe en que este programa va a realizarse (<<tened fe en esta buena noticia>>). La fama de lo ocurrido en la sinagoga de Cafarnaún había preparado el terreno (1,28) a esta actividad.

El cambio de verbo indica que, conforme a su decisión anterior (1,38: <<para predicar/proclamar también allí>>), Jesús ya no propone el mensaje tomando pie de las antiguas Escrituras (1,21b: <<enseñar>>), sino que da a conocer <<la buena noticia>> (cf. 1,14s) sin enraizarlas en el AT y, por tanto, presentando su novedad respecto a éste (<<proclamar>>). En Cafarnaún, sus seguidores y la gente no habían captado la novedad del mensaje, sino que interpretaron en clave reformista la conexión con el pasado. Después de este fracaso, Jesús cambfia su táctica: ahora no reinterpreta lo antiguo para apoyar el anuncio del reinado de Dios, sino que ofrece la pura alternativa.

Para su proclamación escoge Jesús las sinagogas (cf. 1,21b), lugar de reunión de los judíos integrados en el sistema religioso. En Cafarnaún había esperado al sábado para enseñar (1,21b), y lo mismo se aplica a las otras poblaciones, pues el sábado era el único día en que se celebraba la reunión oficial. Por tanto, el recorrido por Galilea, según lo describe Mc, supone algunos meses de actividad.

Jesús quiere remover la región, haciendo que la noticia de la cercanía del reinado de Dios llegue al mayor número posible de los israelitas integrados en la institución. Les abre el horizonte, para suscitar en ellos el espíritu crítico sobre la situación existente y el deseo de cambio. Tienen que darse cuenta de la opresión que sufren y desear la liberación.

La dedicación de Jesús a los círculos israelitas adictos a la institución muestra que es en ellos donde él ve el principal obstáculo para la aceptación del mensaje del Reino.

Como en Cafarnaún (1,34), Jesús expulsa demonios, es decir, libera de su ideología de violencia a los fanáticos nacionalistas. Esto muestra la eficacia de la proclamación de Jesús. No se mencionan curaciones.

Pero el anuncio que hace Jesús plantea una cuestión: a quiénes va a incluir el reino de Dios; si incluirá solamente a los integrados en la institución religiosa, a quienes lo está anunciando.

LA BIBLIA

lunes, 25 de septiembre de 2023

Mc 1,35-38

 

Mc 1,35


Mc 1,38

 Él les respondió: <<Vámonos a otra parte, a las poblaciones cercanas, a predicar también allí, pues para eso he salido>>.

En el texto griego, el verbo que introduce la respuesta de Jesús está también en presente (lit.: <<les dice/les responde>>), mostrando que el dicho que sigue tiene validez en la circunstancia posterior.

De hecho, al deseo de que vuelva a Cafarnaún opone Jesús su decisión de continuar su itinerario, indicando con ello su rechazo de todo lo que implicaba la búsqueda. No va a establecerse en Cafarnaún ni a ceder a la tentación de poder. A los que lo buscaban los invita a irse con él (<<Vámonos a otra parte>>), lo que implica renunciar a su propósito, y les indica la finalidad que se propone (<<a predicar/proclamar también allí>>), recordándoles el objetivo principal de su misión, el anuncio de la buena noticia (1,14s).

<<Las poblaciones>> en que Jesús tiene intención de proclamar la buena noticia son centros rurales de cierta importancia, posiblemente lugares de mercado donde se concentra la gente de las aldeas. La labor no ha de limitarse a Cafarnaún, la capital (1,33: <<la ciudad>>); la buena noticia es para todos, hasta los más alejados. En esos lugares, su fama lo ha precedido (1,28: <<por todas partes>>).

La expresión <<también allí>> se refiere a lo hecho en Cafarnaún; esto demuestra que <<enseñar>> (1,21b.22) es un modo particular de <<proclamar>> la buena noticia del Reino (cf. 1,14s) y aclara el contenido de la enseñanza de Jesús.

Sigue asociando a su labor a los que había llamado (<<Vámonos>>); renueva así la invitación hecha en 1,17 (<<Veníos detrás de mí>>).

Jesús había salido para continuar su labor, escapando del ambiente de Cafarnaún. El texto da por supuesto que Simón y sus compañeros se van con él; no se dice, sin embargo, que comprendan o acepten su decisión. De hecho, el texto siguiente usa el singular, referido a Jesús, sin señalar la presencia de los discípulos en la misión por Galilea (1,39ss).

Esta perícopa, con la que culmina el primer ciclo, termina la caracterización del grupo israelita llamado por Jesús y muestra claramente su incomprensión. El espíritu nacionalista que se esbozaba en la escena de la pesca (1,16 Lect.), se completa con el reformismo violento propio de Simón (1,29-31), que arrastra a sus compañeros y se contagia a la gente de Cafarnaún después de comparar a Jesús con sus letrados. Los seguidores interpretan en categorías judías el reino de Dios proclamado por Jesús (1,14s), con cuya esperanza lo habían seguido sin vacilar (1,18.20). Los que debían haber colaborado con él, se unen, bajo el liderazgo de Simón, en contra de su plan.

Aparece en estos episodios la enorme dificultad que experimentan tanto los primeros seguidores de Jesús como el resto de la gente para cambiar de categorías. Para todos ellos, lo fácil de comprender, lo inmediato, lo necesario, es la reforma de las instituciones, de cuya opresión eran o han llegado a ser conscientes, pero no les cabe en la cabeza que todas ellas son cosa del pasado y que Jesús propone una novedad radical. De ahí el éxito de Simón, el reformista. El liderazgo que Jesús no acepta está presente en Simón.

Desde la liberación del poseído de la sinagoga (1,25) no ha vuelto a aparecer en el relato el nombre de Jesús. El hecho podría ser una indicación del progresivo fracaso de su actividad que el texto va narrando.

LA BIBLIA

Mc 1,36b-37

 Lo encontraron y le dijeron: <<¡Todo el mundo te busca!>>

La forma plural <<lo encontraron>> indica que el interés de Simón es ahora también el de sus compañeros. Si la iniciativa ha sido de uno, el resultado pertenece a todos, que la han secundado plenamente. Hablan al unísono (<<y le dijeron>>), mostrando que tienen la misma intención, reflejo de la misma mentalidad.

Las palabras <<todo el mundo te busca>> se refieren a la población de Cafarnaún (1,33: <<la ciudad entera>>), que se había congregado ante la puerta de la casa la tarde anterior. Al buscar ahora a Jesús, su intención no puede ser otra que la de retenerlo en la ciudad con el propósito que se manifestó allí: el de hacer de él un líder. De hecho, el verbo <<buscar>> tiene siempre en Mc una connotación negativa.

Simón y sus compañeros comparten y secundan el deseo de la gente haciéndose sus portavoces y atribuyéndose el papel de intermediarios entre los entusiastas y Jesús. Se han creído obligados a buscarlo para transmitirle el anhelo general y hacer que se quede en Cafarnaún. Quieren sacar partido de la popularidad que la idea reformista ha provocado. No pueden entender que Jesús desaproveche la ocasión cuando los tiene a todos en su favor.

Sin preámbulo ni tratamiento (Señor, maestro), se dirigen a él casi en tono de reproche, pero no hablan en nombre propio, sino escudándose en el deseo de la gente. Pretenden que Jesús empiece en Cafarnaún su enfrentamiento con la institución. Es de nuevo la tentación, el ofrecimiento del poder popular, que explicita la tentación del desierto (1,12s) y continúa la de la sinagoga (1,23s) y la de los demonios de Cafarnaún (1,34).

El designio del grupo de seguidores y, en consecuencia, de la gente de la ciudad, es la negación misma del compromiso de Jesús, e impide además la difusión del mensaje. Simón y sus compañeros no comprenden que la misión de Jesús, en la que ellos deben colaborar (1,17), es diferente: no está centrada en la lucha con la institución judía, sino en la creación de una alternativa a ella.

Hay que notar que, en griego, el verbo <<le dijeron>> está en presente: <<le dicen>>. Puede deducirse que la situación es parecida en tiempo de Mc: siguiendo la línea de Simón (Pedro), el sector de la comunidad procedente del judaísmo sigue alentando el ideal reformista y buscando una popularidad que sirva de base a la reforma de las instituciones.

LA BIBLIA

Mc 1,36a

 Echó tras él Simón, y los que estaban con él.

Simón toma la iniciativa y arrastra a los demás, haciéndose centro y líder del grupo, de cuyos miembros ya no se citan los nombres. La personalidad de Simón los domina; su postura político-religiosa, la del reformista violento (1,30 Lect.), ha sido aceptada por los demás.

No se precisa el número de los que acompañan a Simón. En realidad, las dos parejas de hermanos llamadas por Jesús (1,16-21a; cf. 1,29) no eran más que el paradigma de la llamada de Israel. La imprecisión deja abierto el número de los componentes el grupo.

El verbo griego utilizado por Mc y traducido por <<echar tras>> es el que se usa para denotar el acoso de una pieza de caza o la persecución de un enemigo; pone de relieve la intensidad de la búsqueda y la importancia del motivo que la guía. En Éx 14,4.8, etc., se emplea para indicar la persecución guerrera del faraón al pueblo judío con objeto de impedir su éxodo. Es posible que esta idea esté reflejada en el texto de Mc: van a buscar a Jesús, situado en el lugar del éxodo (<<despoblado/desierto>>), para impedir que lo continúe, para que renuncie a su plan y se integre en la sociedad judía.

Ha fracasado la obra de Jesús con Simón, figurada en la curación de la suegra. Pero, además, la expresión <<estar con alguno>> es en este evangelio un término técnico y designa a los incondicionales de alguna persona. Ante la ocasión que brinda la popularidad alcanzada en Cafarnaún, Simón ha ganado a sus compañeros para su ideal reformista. Los que habían empezado a seguir a Jesús (1,17.20) se han hechos incondicionales de Simón.

LA BIBLIA

Mc 1,35

 De mañana, muy oscuro, se levantó y salió; se marchó a despoblado y allí se puso a orar.

Se encuentra de nuevo (cf. 1,32) una doble indicación temporal, que precisa el momento en que Jesús se levanta y sale. Como en el caso anterior, la segunda indicación, enfática (<<muy oscuro/muy de noche>>) insiste en la falta de luz indicada en el episodio anterior (1,32: <<caída la tarde>>). Como aquél, este episodio va a desarrollarse bajo el signo de la incomprensión.

La salida tan temprana de Jesús es una especie de huida para poder continuar su misión (cf. v.38) sin quedar aprisionado en Cafarnaún por el propósito de la gente y evitar el entusiasmo popular que pretende hacerlo líder religioso-político.

Jesús se aleja. El despoblado o lugar desierto contrasta con la ciudad, lugar poblado, sociedad humana; el alejamiento de Jesús no implica, pues, solamente distancia (<<se marchó>>), sino diferencia cualitativa (<<a despoblado>>). Este lugar alude al <<desierto>> adonde había ido Jesús impulsado por el Espíritu (1,12s) y que significaba su ruptura con los valores de la sociedad judía, el lugar de su éxodo. La localización <<en despoblado>> continúa la actitud de rechazo a la expectativa de la población, manifestada por Jesús en el episodio anterior al no salir de la casa para responder a ella.

En la frase siguiente, el adverbio <<allí>>, en posición inicial enfática (<<allí se puso a orar>>) subraya el contraste con la ciudad de donde ha salido, en la que están vigentes los principios de la institución judía. Jesús ora desde el ámbito de su propia ruptura.

Como en los demás evangelistas, <<orar>> significa en Mc pedir algo a Dios. No va Jesús a un lugar desierto para buscar la unión con el Padre ni para recabar su fuerza; unión y fuerza están dadas y continuamente activas en él con la presencia del Espíritu. Tampoco ora para tomar conciencia de su misión, que era ya plena cuando hizo su compromiso en el Jordán (1,9-11), ni con objeto de tomar una decisión para el inmediato futuro, pues sale de la ciudad con una intención precisa: ir a otras partes a proclamar el mensaje (v.38: <<para eso he salido>>).

Para determinar el sentido de la oración de Jesús, el texto ofrece los siguientes datos. En primer lugar, la huida de Jesús relaciona su oración con la explosión de popularidad de la tarde anterior (1,33: <<La ciudad entera estaba congregada a la puerta>>), como va a explicitarse a continuación (v. 37: <<¡Todo el mundo te busca!>>); pero el entusiasmo popular se ha debido a la atribución a Jesús de un proyecto de reforma violenta, identificando su actitud con la de Simón y su círculo. En segundo lugar, el tema de la petición está indicado por la determinación anterior: <<muy oscuro>>, figura de la incomprensión que sufre Simón y, por contagio, la gente de Cafarnaún, que quiere hacer de él el líder reformista. Jesús ora desde su rechazo de esos planteamientos (<<a despoblado>>).

Pide a Dios, por tanto, que los que él ha llamado renuncien a los valores e ideales de la institución judía y comprendan que él no pretende establecer un poder enfrentado al existente para derrocarlo por la fuerza, sino, mediante su entrega personal (1,9), fundar una sociedad nueva (<<el reino de Dios>>).

El éxito de su misión está en peligro. Sus seguidores no renuncian a la ideología tradicional del judaísmo, sino que pretenden que Jesús la adopte. El poseído de la sinagoga quería que Jesús pusiera su carisma al servicio de la institución judía; sus seguidores y, por influjo de ellos, la gente de Cafarnaún, esperan de él una reforma de la institución. Siempre la tentación del poder. Jesús, por tanto, pide al Padre que su obra no fracase, que sus seguidores y la gente rompan con los principios e ideales del pasado y se efectúa la liberación. La oración de Jesús es expresión de su amor por el Israel que ha llamado y por el pueblo en general.

LA BIBLIA

viernes, 22 de septiembre de 2023

Mc 1,32-34

 

Mc 1,32a


Mc 1,34

 Curó a muchos que se encontraban mal con diversas enfermedades y expulsó muchos demonios; a y los demonios no les permitía decir que sabían quién era.

Por primera vez aparece Jesús curando a una multitud de enfermos. La diferencia entre los <<todos>> que le llevan y los <<muchos>> que cura no significa que Jesús haga una selección, solamente subraya el gran número de los curados y liberados. Mc describe así la situación de la ciudad: en ella abundan la opresión social y el fanatismo religioso-político.

Jesús cura y libera sin poner condiciones. <<Curar>> equivale a procurar remedio en el ámbito de la vida física. No incluye una solución radical, la alternativa del Reino, la salvación definitiva, sino un alivio de la situación sin salir del sistema, una restitución de libertad. Aunque aún no sea posible el Reino, debido a la falta de ruptura con los valores injustos de la institución, Jesús no se desentiende del dolor de los hombres. No describe Mc cómo cura Jesús, centra su interés en el acto y en el resultado.

<<Encontrarse mal>> incluye todo lo que aminora la vida o conduce a la muerte. Jesús elimina toda clase de impedimentos, tanto de origen social como de origen físico, a la plenitud y el bienestar del hombre. De ahí la precisión de Mc: <<de diversas/variadas enfermedades>>. Muestra con ello que las enfermedades y alienaciones no proceden de Dios ni son voluntad suya, sino contrarias a su designio; el reinado de Dios es una fuerza que tiende a restituir a todo hombre su integridad y a eliminar su infelicidad.

Los endemoniados buscan tentar a Jesús, como lo había hecho el poseído de la sinagoga. La frase <<no les permitía>> indica que todo el tiempo que duran las expulsiones hay una tentativa constante por parte de los endemoniados, que representan la parte más fanática de los adictos a los principios de la institución judía. Su número muestra que está muy viva la expectativa popular de que Jesús se haga líder de masas. Como en el caso del poseído (1,25), Jesús les prohíbe hablar y los expulsa; sigue rechazando el mesianismo nacionalista.

La alusión al episodio de la sinagoga es clara: los demonios intentan decir lo mismo que había dicho el espíritu inmundo: <<Sé quién eres tú>> (cf. 1,24). Intentan, por tanto, identificar a Jesús con <<el Consagrado por Dios>>, el mesías de la expectación popular y de la doctrina oficial. Jesús no permite que su identidad de Mesías sea mal interpretada ni acepta el papel que intentan atribuirle, aunque, si lo aceptase, arrastraría a la población de Cafarnaún.

La actividad de Jesús en Cafarnaún ha terminado en un fracaso. La masa del pueblo está con él, pero no entiende el reino de Dios como una alternativa.

LA BIBLIA

Mc 1,33

 La ciudad entera estaba congregada a la puerta.

En el centro de la perícopa, entre la actividad de los intermediarios (1,32) y la de Jesús (1,34), se intercala esta frase, que describe la actitud de la población respecto a Jesús.

<<La ciudad entera>> denota la masa del pueblo. Ésta no se interesa por los que sufren ni por los endemoniados: no colabora en la obra de Jesús. En cambio, su interés por él es extraordinario: no sólo acude, sino que se mantiene agolpada a la puerta, lo más cerca posible de Jesús, mostrando con ello su adhesión y su expectación. La popularidad de Jesús en Cafarnaún ha llegado a su colmo.

Con la mención de <<la puerta>>, que alude a la casa de Simón y Andrés, donde Jesús se encontraba en el episodio anterior, indica Mc el motivo del entusiasmo popular. El público de la sinagoga había quedado desconcertado por no comprender el propósito y el programa de Jesús: éste, por una parte, había mostrado su autoridad, pero, por otra, había rechazado la propuesta mesiánica del poseído. Ahora, que lo ven alojado en la casa que representa a los círculos reformistas violentos, creen comprender la actitud y el programa de Jesús: es un líder que, usando la fuerza, pretende reformar las instituciones. A este programa dan su completa adhesión.

La expectativa de la gente de la ciudad está definida además por el verbo que usa Mc para describir su afluencia: <<estaba congregada>>. En griego, este verbo está relacionado con la palabra <<sinagoga/congregación>>, y con él indica Mc la mentalidad y el propósito de la multitud: los que, reconociendo la autoridad de Jesús, la niegan a la sinagoga oficial, quieren constituir una sinagoga reformada en torno a él.

Pero Jesús no sale, no toma contacto con sus fervientes partidarios: esto indica que los motivos del entusiasmo son inaceptables para él.

El propósito de la gente de Cafarnaún sintetiza los datos recabados hasta ahora. Por un lado, en la sinagoga la gente se había puesto de parte de Jesús, reconociendo su autoridad, mientras perdían la fe en sus letrados (1,22 Lect.). Por otro, han respetado el precepto del sábado (1,32), es decir, siguen sujetos a la Ley. No han cambiado de valores, sólo de líder. Para ellos, Jesús viene a denunciar los abusos de la institución y a enfrentarse con ella, pero sin poner en cuestión la validez de sus principios. Esperan que se erija en líder reformista; no han comprendido que el reinado de Dios representa una alternativa radical. Aparece el fracaso de Jesús en Cafarnaún: la gente no pone en cuestión los viejos valores; al contrario, al atribuir a Jesús la ideología y actitud de Simón y su círculo, los habitantes de Cafarnaún creen que el programa de Jesús los mantiene vigentes.

LA BIBLIA

jueves, 21 de septiembre de 2023

Mc 1,32b

 ... le fueron llevando a todos los que se encontraban mal y a los endemoniados.

Como consecuencia de lo ocurrido en la sinagoga, se espera que Jesús dé solución a los problemas de tantos afligidos. Sin embargo, la precisión de la hora y la forma verbal que usa Mc (<<le fueron llevando/empezaron a llevarle>>) indican que los que llevan los enfermos a Jesús han estado aguardando a que termine el sábado; han esperado a la puesta del sol para no violar lo prescrito. La gente de Cafarnaún ha perdido la confianza en sus maestros (cf. 1,22 Lect.), pero sigue creyendo en su doctrina; para ellos, los principios de la institución conservan su validez; la enseñanza oficial sigue dominando.

De este modo, el sábado, tiempo sagrado y día de bendición (Gn 2,3), aparece de hecho como día de maldición que impide obtener la salud y la liberación: la enseñanza de los letrados lo ha convertido en impedimento para la vida. Por el contrario, para Jesús y los suyos no hay diferencia entre tiempo sagrado y profano, en casa de Simón, él ha remediado la situación de la suegra durante el sábado (1,31); en la casa, la necesidad de la persona pasaba por encima del sábado; en la ciudad, en cambio, el sábado está por encima del hombre y de su necesidad.

Aparecen de nuevo los colaboradores anónimos (<<le fueron llevando>>; cf. 1,30b: <<le hablaron de ella>>) que facilitan la labor de Jesús, dando por supuesta su voluntad liberadora. Como anteriormente en la casa de Simón y Andrés (1,30b), manifiestan su interés por el pueblo judío y su desgraciada situación. Esto confirma su pertenencia a ese pueblo. Su interés no hace excepciones; todo aquel que está en mala situación es llevado a Jesús: comprenden la universalidad de su programa liberador. Han respetado la obligación legal, mientras no lo habían hecho en casa de Simón y Andrés: no fuerzan la manera de pensar de aquellos a los que ayudan.

Llevan a Jesús dos clases de gente: <<los que se encontraban mal>> y <<los endemoniados>>. La primera expresión, utilizada en lugar de <<los enfermos>>, alude a Ez 34,4 (contra los pastores de Israel): <<No aliviáis a las (ovejas) que se encuentran mal>>, imagen de la indiferencia de los dirigentes ante el sufrimiento u la opresión del pueblo. La segunda expresión, <<los endemoniados>>, denota a los agitados por <<espíritus>>; como ha aparecido en el episodio de la sinagoga, se trata de fanáticos alienados por la ideología nacionalista y violenta, inaceptable para Dios (<<espíritus inmundos>>). Sin embargo, el hecho de que puedan ser llevados a Jesús muestra que son conocidos como endemoniados; es decir, <<endemoniado>> es aquel poseído por un espíritu inmundo que manifiesta habitualmente su actitud violenta y es conocido por ella.

Estas dos categorías sintetizan los modos principales de opresión: la social y la ideológica. Como preparación al reinado de Dios, el programa de Jesús incluye las dos liberaciones.

LA BIBLIA

Mc 1,32a

 Caída la tarde, cuando se puso el sol, ...

Con una doble precisión se indica el momento en que acude gente a Jesús llevándole enfermos y endemoniados. En Mc, la expresión <<caída la tarde>>, que marca la escasez o falta de luz, tiene siempre un matiz desfavorable: indica figuradamente que en la escena así encabezada va a reflejarse una incomprensión de la persona y misión de Jesús.

La segunda precisión (<<cuando se puso el sol>>) da un indicio de la incomprensión de que se trata: según el calendario judío, con la puesta del sol terminaba el sábado y daba comienzo el nuevo día; cesaba así la obligación del descanso festivo, que, según la interpretación de los letrados, prohibía, entre otras cosas, caminar más de lo establecido (unos 800 metros) y curar enfermos, prohibiciones que los maestros de la Ley interpretaban con gran rigor. La puesta del sol marcaba la frontera entre el tiempo sagrado y el profano.

Las indicaciones temporales son, pues, complementarias: la primera señala la incomprensión; la segunda insinúa su fundamento, la fidelidad a las enseñanzas tradicionales.

LA BIBLIA

domingo, 17 de septiembre de 2023

Mc 1,29-31

 

Mc 1,29


Mc 1,31

 Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le quitó la fiebre y se puso a servirles.

Basta la información para que Jesús actúe, mostrando que esta acción es conforme a su programa de éxodo (1,21b Lect.). Se trata, por tanto, de liberar de una opresión, en este caso de una ideología que priva al hombre de vida y actividad. Tampoco Jesús respeta la doctrina sobre el sábado.

Mientras la persona esté aquejada por esta fiebre no puede acercarse a Jesús. Ante esta imposibilidad, se acerca él mismo, mostrando su interés/amor y su deseo de poner fin a la situación negativa. Quiere liberar a un discípulo que había empezado a seguirlo (1,18).

La repetición del término <<en seguida>> (vv.29.30b) crea un paralelo con la liberación efectuada en la sinagoga (vv.1,21b.23: <<inmediatamente>>); esto muestra que, como en aquel caso la posesión, también <<la fiebre>> representa una ideología incompatible con el programa de Jesús (1,24.26 Lect.).

Pero, al contrario que en la sinagoga, Jesús no pronuncia palabra ni conmina a la fiebre; presta su fuerza a la persona postrada y la levanta; ante este hecho, la fiebre desaparece por sí misma. En otras palabras: el defecto no está en el anhelo de cambio que siente la persona, sino en el modo violento (fiebre) como se pretende llevarlo a cabo. Una vez que se experimenta la fuerza de Jesús, se comprende cuál es el verdadero camino para ello.

De hecho, en el poseído, además de la alienación producida por su ideología, se daba la adhesión a un sistema injusto; no tenía deseo de justicia. También Simón está dominado por una ideología que mantiene los valores de la institución judía, pero está en ruptura con ella precisamente porque no tolera su injusticia. Desea ardientemente la justicia, aunque de modo equivocado. De ahí el diferente modo como Jesús se enfrenta a una y otra ideología.

El efecto inmediato del contacto con Jesús y de la experiencia de su fuerza es la actividad, que se concreta en el servicio a los presentes (<<y se puso a servirles>>). Ahora bien: el servicio a todos los miembros de la comunidad es lo característico del seguimiento de Jesús y la presencia del Reino. Se deduce que la fuerza de vida comunicada por Jesús es el Espíritu, el mismo que lo ha capacitado a él para llevar a cabo su misión (1,8.10.17): su presencia en el hombre elimina el deseo de violencia contra otros y dispone al amor manifestado en el servicio.

El servicio se presta al grupo. Han aparecido dos clases de <<servicio>>: Uno, como el que se narraba de <<los ángeles>>(1,13), hecho a Jesús por los que lo informan sobre la situación (v. 30b); este servicio o colaboración consiste en facilitar la labor de Jesús, procurando su contacto con los que lo necesitan. El segundo servicio es el que manifiesta el amor entre los miembros de la comunidad. Uno y otro nacen de la adhesión a Jesús y la manifiestan.

LA BIBLIA

Mc 1,30b

 En seguida le hablaron de ella.

Jesús no había ido a la sinagoga a liberar al poseído; el encuentro con éste sobrevino mientras enseñaba a la gente (1,21b-23). Paralelamente, no ha ido a casa de Simón y Andrés con el propósito de levantar a la mujer postrada; sólo al llegar recibe la información. Jesús va adquiriendo experiencia de la mentalidad de los diversos grupos de gente.

No precisa Mc quiénes informan a Jesús sobre el caso de la suegra/Simón. Son intermediarios anónimos que consideran urgente su intervención (<<en seguida>>); ni siquiera expresan un ruego. Estos individuos conocen el programa de Jesús y quieren colaborar con él. No comparten el celo reformista de Simón y saben que se opone al seguimiento de Jesús.

Son, pues, seguidores fieles y anónimos de Jesús. Su papel corresponde al de <<los ángeles>> que prestaban servicio a Jesús en el <<desierto>>, e decir, en medio de la sociedad judía (1,13 Lect.). Su anonimato muestra lo callado de su labor.

No les preocupa que sea día de sábado, en el que, según la doctrina de los letrados, estaba prohibido curar a un enfermo, salvo en peligro de muerte (cf. 3,1-7a). Ponen a la persona por encima del legalismo. La acción liberadora de Jesús se ejerce gracias al interés de sus seguidores. Existen, pues, en el grupo de israelitas que ha respondido a Jesús, seguidores verdaderos que colaboran con él, pero manteniéndose en segundo plano. La tendencia que más se hace notar es la de Simón, el reformismo violento.

En esta secuencia omite Mc todo nombre propio (Jesús, Simón) o designación nominal (suegra, mujer) de personas. El verbo se encuentra en presente histórico (lit.: <<le hablan>>). La escena se distancia así de la anécdota para adquirir un sentido ejemplar y una validez que perdura, mostrando que, en la época del evangelista, no había desaparecido entre ciertos seguidores de Jesús la fidelidad a las instituciones judías y el deseo de reformarlas por la fuerza.

LA BIBLIA

Mc 1,30a

 La suegra de Simón yacía en cama con fiebre.

No se dice que Jesús encuentre en la casa a Simón y Andrés, sólo aparece en ella la suegra de Simón. Su parentesco con éste no es de sangre (así no afecta a Andrés), sino efecto de la vinculación voluntaria de Simón a una familia o grupo humano.

La situación de la mujer se describe con dos rasgos: en primer lugar, por su estado, la postración, la impotencia (<<yacía en cama>>); en segundo lugar, por la causa que lo provoca (<<con fiebre/febricitante>>).

No aparecen palabras como <<enferma/enfermedad>> o <<curar>>, insinuando que no se trata de una simple curación. En cambio, dos veces se menciona la fiebre, destacando su importancia en el relato. En griego, los términos para indicar la fiebre derivan de <<fuego>>.

Esta fiebre/fuego impide toda actividad, y en particular el servicio a los demás, característica de los que siguen a Jesús, que se ejercerá apenas la fiebre desaparezca (v. 31). Liberar de la fiebre significa así capacitar para el servicio/seguimiento. Ahora bien: al sentido teológico del servicio debe corresponder un sentido teológico de la fiebre/fuego, que es el impedimento para ejercerlo.

La figura del fuego se inspira en el proverbial <<fuego/celo>> de Elías, <<el profeta de fuego>> (cf. Eclo 48,1.3.9; 1 Re 19,10.14; 2 Re 1,10.12.14), el gran adversario de la monarquía corrompida. El <<fuego>> aparece así como figura del <<ardiente>> celo reformista y violento propio de ciertos círculos de la época.

Aparece la correspondencia con la actitud antiinstitucional de Simón, manifestada al no asistir a la sinagoga. La fiebre de la suegra refleja la actitud de ciertos círculos caracterizados por su celo (zelotas) contra la corrupción y la injusticia de las instituciones, a los que está vinculado Simón. Se define así a Simón como un reformista violento. En el episodio de la llamada, la actividad de la pesca atribuida a Simón y Andrés era figura de su exaltado espíritu nacionalista (1,16 Lect.). Ahora se presenta otra faceta, la del reformismo por la violencia, y se precisa que es propio de Simón; Andrés es una figura incolora que se mueve en la órbita de su hermano.

Mc pone la liberación de ese espíritu en la figura de la suegra, no en la de Simón, pues de hecho éste se mantendrá en la misma actitud a lo largo de todo el evangelio. La escena subraya la incompatibilidad del ardor reformista que reina en el ambiente de Simón con el seguimiento de Jesús, expresado por el servicio.

LA BIBLIA

Mc 1,29

 En seguida, al salir de la sinagoga fue a casa de Simón y Andrés, en compañía de Santiago y Juan.

Al salir de la sinagoga, Jesús no se detiene. Rechazado el mesianismo propuesto por el poseído, evita el encuentro con la gente. No quiere sacar partido de un entusiasmo popular que podría falsear su misión.

De la sinagoga, local público establecido por la institución religiosa y controlado por sus representantes, pasa a un lugar privado, la casa de dos de sus seguidores, Simón y Andrés. Como aparecerá en la exposición, al lado del judaísmo oficial, representado por la sinagoga, hay círculos disidentes, representados por la casa.

Los dos pares de nombres se mencionan aquí en el mismo orden que en el episodio de la llamada (1,16-21a), aunque sin señalar los lazos de hermandad. La casa pertenece a los dos hermanos, y, como en la escena de la pesca (1,16-17), tampoco aquí aparece la figura del padre, manteniéndose entre ellos solamente la relación de igualdad.

Únicamente Santiago y Juan acompañan a Jesús desde la sinagoga a a casa; son la pareja de hermanos que pertenecen al Israel más tradicional (1,20 Lect.). Simón y Andrés, en cambio, no han asistido a la reunión del sábado. Se insinúa así su disconformidad con la institución religiosa judía. Concuerda esto con la ausencia para ellos de la figura del <<padre>>, que sería el transmisor de la tradición.

Como consecuencia de la llamada de Jesús, la casa va a contener una comunidad israelita mixta. El grupo anticonformista recibe en su seno al que lo es menos, pero que, por la esperanza del Reino, ha abandonado al padre, figura de la tradición y garante del acatamiento a la autoridad. No se mencionan los vínculos de hermandad: todos están bajo un techo, pero unidos por lazos que no son los de la sangre (cf. 3,34; 10,29s).

LA BIBLIA

viernes, 15 de septiembre de 2023

Mc 1,21b-28

 

Mc 1,21b


Mc 1,28

 Su fama se extendió inmediatamente por todas partes, llegando a todo el territorio circundante de Galilea.

Según lo sucedido en la sinagoga, la fama de Jesús que se difunde lleva en sí la grandeza de su persona y de su acción y el descrédito de los letrados. Existe una autoridad nueva y divina que eclipsa a la de la institución, aunque Jesús no ha propuesto aún su programa ni precisado ninguna línea de acción concreta.

Se subraya la rapidez (<<inmediatamente>>) y la extensión en todas direcciones (<<a todas partes>>, <<territorio circundante>>). Es una explosión de fama que alcanza a toda Galilea.

                                   *          *          *

Terminada la exposición del episodio, conviene hacer resaltar un detalle estructural del mismo. Cada una de las dos secuencias comienza en griego (1,21b.23) con la partícula <<inmediatamente>> (colocada en la traducción delante del verbo al que afecta), en paralelo con lo que se observa en la perícopa del bautismo-desierto (1,10.12). Esta correspondencia estructural relaciona ambas perícopas y ayuda a su interpretación. El primer <<inmediatamente>> se refiere a 1,10 a la bajada del Espíritu, y se corresponde con el de 1,21b-22, donde el tema principal es la autoridad con que enseña Jesús, efecto de la presencia del Espíritu en él. El segundo <<inmediatamente>> (1,12) afecta a la ida de Jesús al desierto, donde es tentado por Satanás; <<el desierto corresponde a la sociedad judía, representada en 1,23 por la sinagoga; la tentación de Satanás (1,13), por su parte, a la propuesta del poseído, que ofrece a Jesús un mesianismo popular y nacionalista.

Las correspondencias confirman las interpretaciones antes dadas: la <<autoridad>> de Jesús es divina, por suceder del Espíritu de Dios; <<el desierto>> era figura de la sociedad judía; <<Satanás>> está representado en el evangelio por hombres; <<la tentación>> es la del poder.

LA BIBLIA

Mc 1,27

 Se quedaron todos ellos tan desconcertados que se preguntaban unos a otros: <<¿Qué significa esto? ¡Un nuevo modo de enseñar, con autoridad, e incluso da órdenes a los espíritus inmundos y le obedecen!>>

La impresión es enorme; la gente no puede contenerse y comenta en voz alta. La unanimidad es total (<<todos ellos>>). La reacción es de desconcierto, expresado por la pregunta.

No entienden el significado de la actuación de Jesús. La engloban en un hecho único (<<esto>>), mostrando que la enseñanza con autoridad y la expulsión del espíritu son acciones de un mismo orden.

El <<modo de enseñar>> remite a la escena inicial; los oyentes lo encuentran <<nuevo>>, es decir, desconocido para ellos y admirable, precisamente por hacerse <<con autoridad>>. La frase final (<<e incluso da órdenes, etc.>>) subraya la eficacia de la acción de Jesús. Al mencionar <<los espíritus inmundos>> en plural, extienden el ámbito de la acción de Jesús a todo caso semejante al presente. Éste ha sido paradigmático.

En el comentario de la gente, la enseñanza prepondera sobre la acción, que aparece como dependiente de ella. Esto confirma la interpretación anterior: la expulsión del espíritu es imagen de la fuerza de persuasión de Jesús, capaz de vencer la resistencia fanática a su mensaje.

La gente está, pues, de acuerdo en la calidad personal de Jesús y en la eficacia de su acción, pero no sabe interpretar el sentido de su actividad. No conoce el programa de Jesús ni el papel que éste se atribuye respecto al reinado de Dios cercano. Jesús ha rechazado la propuesta del mesianismo según la concepción institucional y popular (<<el Consagrado por Dios>>), y al no conocer otra clase de mesianismo, la gente no puede identificarlo con el Mesías. Sin embargo, viendo en él a un verdadero profeta, reconocen su superioridad sobre la institución y, liberados de la creencia en ella, queda abierta la posibilidad de adhesión al programa de Jesús, cuando él lo exponga.

LA BIBLIA

Mc 1,26

 El espíritu inmundo, retorciéndolo y dando un alarido, salió de él.

Se realiza la orden de Jesús: cesan las palabras del poseído, sale el espíritu inmundo. Éste ejerce por última vez su violencia contra el hombre (<<retorciéndolo>>), mostrando la esclavitud a que lo sometía. El alarido muestra, en cambio, su impotencia ante la autoridad de Jesús.

Expulsar al espíritu significa eliminar el influjo de la institución judía sobre el hombre. El hecho se coloca así en el plano dialéctico: a la fidelidad exigida por la institución, que tiene al hombre sometido, opone Jesús la exigencia (imperativos) de una fidelidad superior. Es decir, le presenta el plan liberador y salvador de Dios sobre el hombre (el reinado de Dios), que invalida la sumisión que la institución exige. A una imposición que priva de la libertad, Jesús opone un imperativo que la restituye.

Interpretando el lenguaje figurado de Mc en este episodio, aparece que el poseído queda sin respuesta (silencio) ante la fuerza y la verdad de los argumentos de Jesús, y finalmente, aunque con mucha dificultad, cede de sus posiciones y acepta la nueva enseñanza, liberándose de su dependencia respecto a los maestros de la sinagoga.

LA BIBLIA

Mc 1,25

 Jesús le conminó: <<¡Cállate la boca y sal de él!>>

La orden de Jesús manifiesta su enérgico rechazo de la propuesta del poseído. Muestra en primer lugar que no admite diálogo sobre esta cuestión (<<Cállate la boca>>) e impide la difusión de la idea mesiánica entre la gente; en segundo lugar, libera al poseído de su mal espíritu. Manifiesta así su total antagonismo al programa político nacionalista. No pretende hacerse líder de masas ni ponerse al frente de movimientos populares; sigue fiel a su compromiso de entrega por la salvación de la humanidad. La pretensión de que ponga su autoridad al servicio de las instituciones e ideales judíos es radicalmente inaceptable: equivaldría a renunciar al Espíritu de Dios y adoptar un <<espíritu inmundo>>.

Fiel a su programa, Jesús libera al poseído del dominio ideológico que lo esclavizaba, disfrazado de fidelidad religiosa y espíritu patriótico. Quiere restituir al hombre su libertad.

LA BIBLIA

Mc 12,18-27

  Mc 12,18 Mc 12,19-23 Mc 12,24 Mc 12,25 Mc 12,26-27