Mc 10,1
Centro de la sección: La obstinación, pecado fariseo y del pueblo. Continúa el viaje hacia Jerusalén. Jesús enseña a las multitudes judías (cf. 1,22; 2,13; 4,1; 6,34) (1). Los fariseos, en papel de Satanás (tentarlo, cf. 1,13; 8,11.33). Ahora se trata del dominio del hombre sobre la mujer, que refleja, en la esfera doméstica, la opresión ejercida por la clase dirigente (2). Cediendo a la obstinación del pueblo, Moisés fue infiel al designio creador. El pecado de los fariseos es el mismo del pueblo, pues Moisés no escribió para ellos, sino para éste (3-5). El ideal del matrimonio, basado en la creación: un amor superior al de los padres lleva a constituir un solo ser, es decir, realiza una identificación que excluye el dominio. (En v. 7, excelentes mss. omiten «se unirá a su mujer-.) (6-8). No valen leyes humanas que destruyan esa igualdad (9). En la casa/comunidad, nueva incomprensión de los discípulos (cf. 7,17; 9,28): no entienden la paridad del hombre y de la mujer (10). Igualdad de ambos sexos (11-12).
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