Mc 12,18
Centro de la sección: El materialismo, pecado saduceo (cf. 10,1-12, el pecado fariseo), es decir, de la aristocracia civil (senadores) y religiosa (sumos sacerdotes) (8,31; 11,27). Rechazaban la tradición oral propugnada por los fariseos (7,5.8.l3), y no veían en la Escritura la noción de una vida después de la muerte; su horizonte era esta vida, y en ella procuraban mantener su posición de poder y de privilegio (18). Los fariseos concebían la futura resurrección como una continuación de la vida mortal; los saduceos, con su ejemplo, quieren ridiculizar la doctrina farisea (19-23). Respuesta de Jesús: Los dirigentes del templo y de la nación ignoran la Escritura y no conocen a Dios, el dador de vida (fuerza, cf. 5,30) (24). Contra la doctrina farisea, distingue Jesús la condición del hombre en esta vida y después de la muerte: entonces la vida no se transmite por generación humana, se recibe directamente de Dios (los ángeles = «los hijos de Dios»). Habla además de la resurrección en presente, no en futuro como los fariseos (25). Prueba la vida después de la muerte por medio de la Escritura: los patriarcas, ya resucitados; el Dios fiel no deja que perezcan los que él ha amado (26s).
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