domingo, 10 de septiembre de 2023

Mc 1,2-5

Mc 1,2

Mc 1,3

Mc 1,4

Mc 1,5

  • 1,2-5. Marcos presenta la figura de Juan Bautista como un enviado de Dios, el mensajero anunciado en el AT, encargado de preparar la llegada del Mesías; éste, a su vez, habría de cumplir la expectativa secular del pueblo judío, la sociedad justa querida por Dios.
  • En los textos proféticos citados por Mc, la obra que va a realizar Jesús está formulada en términos de éxodo: consistirá, pues, en liberar de un estado de opresión y conducir a una tierra prometida, figura de la sociedad justa.
  • Juan se sitúa en el desierto, la localización tradicional de todos los líderes contestarios. Situarse en el desierto, el lugar asocial, mostraba, por una parte, la ruptura con la sociedad existente; por otra, recordaba los orígenes de Israel. De este modo, la retirada al desierto implicaba la vuelta al estado primero del pueblo, idealizado como un estado de pureza y fidelidad a Dios.
  • Sin embargo, a diferencia de los líderes políticos, frecuentes en la época, Juan no se presenta como un agitador de masas ni como un cabecilla que pretenda derrocar a los dirigentes por la violencia para instaurar un nuevo estado de cosas. Por el contrario, se asimila a los movimientos bautistas, también comunes en la época, que proponían la inmersión en el agua como signo de purificación o de cambio.
  • Juan cumple su misión exhortando al cambio de vida, suscitando con ello la expectativa de un cambio social. No se hace él mismo cambión del cambio de sociedad no acusa directamente a las instituciones religiosas y civiles, aunque se separa de ellas (desierto); se dirige al individuo. Hace ver con esto que el cambio de sociedad requiere previamente el cambio personal y que la injusticia social es el resultado y el exponente de la injusticia de los individuos. Juan no permite la fácil escapatoria de echar a otros la culpa de la situación de injusticia. La deseada reconciliación con Dios (el perdón de los pecados), que hace posible la obra del Mesías, pasa por el reconocimiento de la propia complicidad con el mal. Juan quiere que ese reconocimiento sea público, de modo que todos se den cuenta de la extensión del descontento y se vayan sumando propósitos en favor del cambio.
  • Para significar el cambio de vida, usa Juan un símbolo propio de la cultura judía y ya utilizado por otros movimientos bautistas, la inmersión en agua, que es figura de muerte, en este caso muerte al pasado de injusticia.
  • La respuesta a la proclamación de Juan es masiva, lo que indica la extensión del descontento y el gran deseo de cambio que se experimentaba en la sociedad misma. La expectativa está asociada a la llegada del Mesías, que cambiaría la situación e implementaría la justicia. El pueblo en general se prepara con la purificación para esa llegada.
  • La actividad de Juan muestra que la condición indispensable para que encuentre eco el mensaje de Jesús y sea eficaz su obra es el inconformismo del individuo con la justicia personal y social y el deseo de ponerles fin.

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