Les decía: <<El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de ciertos hombres, y lo matarán...>>
La enseñanza, que encierra una predicción, se hace más genérica que en el primer anuncio de la muerte-resurrección (8,31). De hecho, este segundo anuncio omite todo detalle que lo vincule a un pueblo o agente determinado, lo que abre el horizonte de la misión entre los paganos. Desaparece la mención de la necesidad (8,31: <<tenía que padecer mucho>>) y no alude a la Escritura (cf. 9,12); los hechos se anuncian simplemente como futuros.
Como en 8,31, la enseñanza implica que los discípulos deben asimilar el contenido de sus palabras y que han de tomarlo por norma de vida, traduciéndolo en su actitud y conducta. También en este pasaje, por tanto, la denominación <<el Hijo del hombre>> tiene sentido inclusivo: con Jesús, están denotados todos los que siguen su camino.
Se establece en este texto, por primera vez una oposición entre <<el Hijo del hombre>> y <<[ciertos] hombres>>. Si el primer término designa al Hombre en su plenitud, el segundo, <<hombres>>, tiene que designar, por contraste, a los que no la conocen ni aspiran a ella, a los que frustran en sí mismos el desarrollo humano. A algunos de ellos ([ciertos] hombres), el Hombre logrado, libre y comunicador de libertad, les resulta odioso y van a poner todos los medios para eliminarlo.
Puede precisarse más. Dado que Mc ha señalado que la línea de maduración y plenitud del hombre es el amor activo que no excluye a individuos ni pueblos y que trabaja en favor del crecimiento humano, los <<hombres>> enemigos de <<el Hijo del hombre>> son los que carecen de ese amor e incluso lo abominan, por ser contrario a sus ideales o intereses. En otras palabras, son los que sacrifican al hombre en aras de una ideología o del deseo de lucro, los que desprecian a otros individuos o pueblos por razones religiosas o étnicas, los que dominan y someten, suprimiendo la libertad en definitiva, los opresores de toda índole.
El uso del genérico <<hombres>>, empleado ya antes por Mc con sentido de limitación o insuficiencia (7,8; 8,24.27), y ahora para designar a los enemigos del Hijo del hombre, afirma la triste realidad de que tanto en el pueblo judío como en el resto de la humanidad predominan los que se oponen al desarrollo humano. El verbo <<ser entregado>>, referido por primera vez a Jesús, alude en primer término a Judas Iscariote, <<el mismo que lo entregó>> (3,19); en segundo lugar, a lo sucedido con Juan Bautista (1,14).
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