domingo, 17 de septiembre de 2023

Mc 1,31

 Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le quitó la fiebre y se puso a servirles.

Basta la información para que Jesús actúe, mostrando que esta acción es conforme a su programa de éxodo (1,21b Lect.). Se trata, por tanto, de liberar de una opresión, en este caso de una ideología que priva al hombre de vida y actividad. Tampoco Jesús respeta la doctrina sobre el sábado.

Mientras la persona esté aquejada por esta fiebre no puede acercarse a Jesús. Ante esta imposibilidad, se acerca él mismo, mostrando su interés/amor y su deseo de poner fin a la situación negativa. Quiere liberar a un discípulo que había empezado a seguirlo (1,18).

La repetición del término <<en seguida>> (vv.29.30b) crea un paralelo con la liberación efectuada en la sinagoga (vv.1,21b.23: <<inmediatamente>>); esto muestra que, como en aquel caso la posesión, también <<la fiebre>> representa una ideología incompatible con el programa de Jesús (1,24.26 Lect.).

Pero, al contrario que en la sinagoga, Jesús no pronuncia palabra ni conmina a la fiebre; presta su fuerza a la persona postrada y la levanta; ante este hecho, la fiebre desaparece por sí misma. En otras palabras: el defecto no está en el anhelo de cambio que siente la persona, sino en el modo violento (fiebre) como se pretende llevarlo a cabo. Una vez que se experimenta la fuerza de Jesús, se comprende cuál es el verdadero camino para ello.

De hecho, en el poseído, además de la alienación producida por su ideología, se daba la adhesión a un sistema injusto; no tenía deseo de justicia. También Simón está dominado por una ideología que mantiene los valores de la institución judía, pero está en ruptura con ella precisamente porque no tolera su injusticia. Desea ardientemente la justicia, aunque de modo equivocado. De ahí el diferente modo como Jesús se enfrenta a una y otra ideología.

El efecto inmediato del contacto con Jesús y de la experiencia de su fuerza es la actividad, que se concreta en el servicio a los presentes (<<y se puso a servirles>>). Ahora bien: el servicio a todos los miembros de la comunidad es lo característico del seguimiento de Jesús y la presencia del Reino. Se deduce que la fuerza de vida comunicada por Jesús es el Espíritu, el mismo que lo ha capacitado a él para llevar a cabo su misión (1,8.10.17): su presencia en el hombre elimina el deseo de violencia contra otros y dispone al amor manifestado en el servicio.

El servicio se presta al grupo. Han aparecido dos clases de <<servicio>>: Uno, como el que se narraba de <<los ángeles>>(1,13), hecho a Jesús por los que lo informan sobre la situación (v. 30b); este servicio o colaboración consiste en facilitar la labor de Jesús, procurando su contacto con los que lo necesitan. El segundo servicio es el que manifiesta el amor entre los miembros de la comunidad. Uno y otro nacen de la adhesión a Jesús y la manifiestan.

LA BIBLIA

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