De mañana, muy oscuro, se levantó y salió; se marchó a despoblado y allí se puso a orar.
Se encuentra de nuevo (cf. 1,32) una doble indicación temporal, que precisa el momento en que Jesús se levanta y sale. Como en el caso anterior, la segunda indicación, enfática (<<muy oscuro/muy de noche>>) insiste en la falta de luz indicada en el episodio anterior (1,32: <<caída la tarde>>). Como aquél, este episodio va a desarrollarse bajo el signo de la incomprensión.
La salida tan temprana de Jesús es una especie de huida para poder continuar su misión (cf. v.38) sin quedar aprisionado en Cafarnaún por el propósito de la gente y evitar el entusiasmo popular que pretende hacerlo líder religioso-político.
Jesús se aleja. El despoblado o lugar desierto contrasta con la ciudad, lugar poblado, sociedad humana; el alejamiento de Jesús no implica, pues, solamente distancia (<<se marchó>>), sino diferencia cualitativa (<<a despoblado>>). Este lugar alude al <<desierto>> adonde había ido Jesús impulsado por el Espíritu (1,12s) y que significaba su ruptura con los valores de la sociedad judía, el lugar de su éxodo. La localización <<en despoblado>> continúa la actitud de rechazo a la expectativa de la población, manifestada por Jesús en el episodio anterior al no salir de la casa para responder a ella.
En la frase siguiente, el adverbio <<allí>>, en posición inicial enfática (<<allí se puso a orar>>) subraya el contraste con la ciudad de donde ha salido, en la que están vigentes los principios de la institución judía. Jesús ora desde el ámbito de su propia ruptura.
Como en los demás evangelistas, <<orar>> significa en Mc pedir algo a Dios. No va Jesús a un lugar desierto para buscar la unión con el Padre ni para recabar su fuerza; unión y fuerza están dadas y continuamente activas en él con la presencia del Espíritu. Tampoco ora para tomar conciencia de su misión, que era ya plena cuando hizo su compromiso en el Jordán (1,9-11), ni con objeto de tomar una decisión para el inmediato futuro, pues sale de la ciudad con una intención precisa: ir a otras partes a proclamar el mensaje (v.38: <<para eso he salido>>).
Para determinar el sentido de la oración de Jesús, el texto ofrece los siguientes datos. En primer lugar, la huida de Jesús relaciona su oración con la explosión de popularidad de la tarde anterior (1,33: <<La ciudad entera estaba congregada a la puerta>>), como va a explicitarse a continuación (v. 37: <<¡Todo el mundo te busca!>>); pero el entusiasmo popular se ha debido a la atribución a Jesús de un proyecto de reforma violenta, identificando su actitud con la de Simón y su círculo. En segundo lugar, el tema de la petición está indicado por la determinación anterior: <<muy oscuro>>, figura de la incomprensión que sufre Simón y, por contagio, la gente de Cafarnaún, que quiere hacer de él el líder reformista. Jesús ora desde su rechazo de esos planteamientos (<<a despoblado>>).
Pide a Dios, por tanto, que los que él ha llamado renuncien a los valores e ideales de la institución judía y comprendan que él no pretende establecer un poder enfrentado al existente para derrocarlo por la fuerza, sino, mediante su entrega personal (1,9), fundar una sociedad nueva (<<el reino de Dios>>).
El éxito de su misión está en peligro. Sus seguidores no renuncian a la ideología tradicional del judaísmo, sino que pretenden que Jesús la adopte. El poseído de la sinagoga quería que Jesús pusiera su carisma al servicio de la institución judía; sus seguidores y, por influjo de ellos, la gente de Cafarnaún, esperan de él una reforma de la institución. Siempre la tentación del poder. Jesús, por tanto, pide al Padre que su obra no fracase, que sus seguidores y la gente rompan con los principios e ideales del pasado y se efectúa la liberación. La oración de Jesús es expresión de su amor por el Israel que ha llamado y por el pueblo en general.
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