lunes, 25 de septiembre de 2023

Mc 1,38

 Él les respondió: <<Vámonos a otra parte, a las poblaciones cercanas, a predicar también allí, pues para eso he salido>>.

En el texto griego, el verbo que introduce la respuesta de Jesús está también en presente (lit.: <<les dice/les responde>>), mostrando que el dicho que sigue tiene validez en la circunstancia posterior.

De hecho, al deseo de que vuelva a Cafarnaún opone Jesús su decisión de continuar su itinerario, indicando con ello su rechazo de todo lo que implicaba la búsqueda. No va a establecerse en Cafarnaún ni a ceder a la tentación de poder. A los que lo buscaban los invita a irse con él (<<Vámonos a otra parte>>), lo que implica renunciar a su propósito, y les indica la finalidad que se propone (<<a predicar/proclamar también allí>>), recordándoles el objetivo principal de su misión, el anuncio de la buena noticia (1,14s).

<<Las poblaciones>> en que Jesús tiene intención de proclamar la buena noticia son centros rurales de cierta importancia, posiblemente lugares de mercado donde se concentra la gente de las aldeas. La labor no ha de limitarse a Cafarnaún, la capital (1,33: <<la ciudad>>); la buena noticia es para todos, hasta los más alejados. En esos lugares, su fama lo ha precedido (1,28: <<por todas partes>>).

La expresión <<también allí>> se refiere a lo hecho en Cafarnaún; esto demuestra que <<enseñar>> (1,21b.22) es un modo particular de <<proclamar>> la buena noticia del Reino (cf. 1,14s) y aclara el contenido de la enseñanza de Jesús.

Sigue asociando a su labor a los que había llamado (<<Vámonos>>); renueva así la invitación hecha en 1,17 (<<Veníos detrás de mí>>).

Jesús había salido para continuar su labor, escapando del ambiente de Cafarnaún. El texto da por supuesto que Simón y sus compañeros se van con él; no se dice, sin embargo, que comprendan o acepten su decisión. De hecho, el texto siguiente usa el singular, referido a Jesús, sin señalar la presencia de los discípulos en la misión por Galilea (1,39ss).

Esta perícopa, con la que culmina el primer ciclo, termina la caracterización del grupo israelita llamado por Jesús y muestra claramente su incomprensión. El espíritu nacionalista que se esbozaba en la escena de la pesca (1,16 Lect.), se completa con el reformismo violento propio de Simón (1,29-31), que arrastra a sus compañeros y se contagia a la gente de Cafarnaún después de comparar a Jesús con sus letrados. Los seguidores interpretan en categorías judías el reino de Dios proclamado por Jesús (1,14s), con cuya esperanza lo habían seguido sin vacilar (1,18.20). Los que debían haber colaborado con él, se unen, bajo el liderazgo de Simón, en contra de su plan.

Aparece en estos episodios la enorme dificultad que experimentan tanto los primeros seguidores de Jesús como el resto de la gente para cambiar de categorías. Para todos ellos, lo fácil de comprender, lo inmediato, lo necesario, es la reforma de las instituciones, de cuya opresión eran o han llegado a ser conscientes, pero no les cabe en la cabeza que todas ellas son cosa del pasado y que Jesús propone una novedad radical. De ahí el éxito de Simón, el reformista. El liderazgo que Jesús no acepta está presente en Simón.

Desde la liberación del poseído de la sinagoga (1,25) no ha vuelto a aparecer en el relato el nombre de Jesús. El hecho podría ser una indicación del progresivo fracaso de su actividad que el texto va narrando.

LA BIBLIA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

APÉNDICES - MARCOS

El final abrupto de Mc y la omisión de toda aparición del Resucitado a sus discípulos dio pie, ya en el siglo II, a la adición de apéndices ...