Fue predicando por las sinagogas de ellos, por toda Galilea, y expulsando los demonios.
La actividad de Jesús sigue la pauta de lo ocurrido en la sinagoga de Cafarnaún (1,21b-28), pero con ciertas diferencias: no se usa ahora el verbo <<enseñar>>, sino <<proclamar/predicar>>, que remite al anuncio del Reino (1,14-15), incluyendo todos sus elementos: Jesús se presenta como profeta, anunciando de parte de Dios la buena noticia: la superación del antiguo sistema religioso (<<Ha terminado el plazo>>), la proximidad de la alternativa (<<está cerca el reinado de Dios>>), la necesidad del cambio de vida (<<enmendaos>>) y de la fe en que este programa va a realizarse (<<tened fe en esta buena noticia>>). La fama de lo ocurrido en la sinagoga de Cafarnaún había preparado el terreno (1,28) a esta actividad.
El cambio de verbo indica que, conforme a su decisión anterior (1,38: <<para predicar/proclamar también allí>>), Jesús ya no propone el mensaje tomando pie de las antiguas Escrituras (1,21b: <<enseñar>>), sino que da a conocer <<la buena noticia>> (cf. 1,14s) sin enraizarlas en el AT y, por tanto, presentando su novedad respecto a éste (<<proclamar>>). En Cafarnaún, sus seguidores y la gente no habían captado la novedad del mensaje, sino que interpretaron en clave reformista la conexión con el pasado. Después de este fracaso, Jesús cambfia su táctica: ahora no reinterpreta lo antiguo para apoyar el anuncio del reinado de Dios, sino que ofrece la pura alternativa.
Para su proclamación escoge Jesús las sinagogas (cf. 1,21b), lugar de reunión de los judíos integrados en el sistema religioso. En Cafarnaún había esperado al sábado para enseñar (1,21b), y lo mismo se aplica a las otras poblaciones, pues el sábado era el único día en que se celebraba la reunión oficial. Por tanto, el recorrido por Galilea, según lo describe Mc, supone algunos meses de actividad.
Jesús quiere remover la región, haciendo que la noticia de la cercanía del reinado de Dios llegue al mayor número posible de los israelitas integrados en la institución. Les abre el horizonte, para suscitar en ellos el espíritu crítico sobre la situación existente y el deseo de cambio. Tienen que darse cuenta de la opresión que sufren y desear la liberación.
La dedicación de Jesús a los círculos israelitas adictos a la institución muestra que es en ellos donde él ve el principal obstáculo para la aceptación del mensaje del Reino.
Como en Cafarnaún (1,34), Jesús expulsa demonios, es decir, libera de su ideología de violencia a los fanáticos nacionalistas. Esto muestra la eficacia de la proclamación de Jesús. No se mencionan curaciones.
Pero el anuncio que hace Jesús plantea una cuestión: a quiénes va a incluir el reino de Dios; si incluirá solamente a los integrados en la institución religiosa, a quienes lo está anunciando.
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