<<Estos son "los de junto al camino": aquellos donde se siembra el mensaje; pero, en cuanto lo escuchan, llega Satanás y les quita el mensaje sembrado en ellos>>.
Primer caso: hay ciertos individuos en los que no penetra el mensaje; son totalmente refractarios, impenetrables a él; desaparece sin dejar rastro, como si nunca lo hubiesen oído. Su escuchar es momentáneo, puramente material, sin continuidad ni reflexión. Ejemplo de ello han sido los letrados y los fariseos (2,16; 3,4.22-30). Esta disposición se debe, pues, a la adhesión acrítica a la Ley injusta y discriminatoria, que de hecho hace al hombre injusto, aunque lo justifique a sus propios ojos. Reciben el mensaje en tierra dura <<los que son fuertes>>, es decir, los opresores, <<los justos>> que no creen tener necesidad de salvación (2,17), los que insultan al Espíritu Santo (3,29).
<<Satanás>>, como se ha visto, representa el poder dominador y la ideología que lo justifica y lo exalta. Es <<el fuerte>> (3,27), cuya casa viene Jesús a saquear. En el contexto judío, se encarna en la institución religiosa y su doctrina, que ejerce legitima el poder y somete al pueblo. El poder y la ambición de poder endurecen al hombre, hacen que le resbale el mensaje del amor y la igualdad, y éste no deja traza en él.
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