<<Éstos son "los que se siembran en terreno rocoso": los que, cuando escuchan el mensaje, en seguida lo aceptan con alegría, pero no echa raíces en ellos, son inconstantes; por eso, en cuanto surge una dificultad o persecución por el mensaje, fallan>>.
El segundo caso describe a ciertos entusiastas del mensaje. Para ellos es un ideal en el que encuentran satisfacción y que responde a sus deseos, pero no se comprometen seriamente a seguir a Jesús. El deseo de colaborar a la salvación de la humanidad se subordina a sus propios intereses. Aceptan el mensaje, pero no sus consecuencias: no penetra en ellos modificando su concepción de la vida ni su escala de valores. Cuando la adhesión requiere afrontar la dificultad, cuando pone en peligro la propia seguridad o comodidad, el propio prestigio, la posición social o la fama, se echan atrás. Se trasluce aquí la experiencia de las primeras comunidades cristianas.
Los términos <<dificultad/presión>> y <<persecución>> interpretan la acción del sol en el texto de la parábola (4,6: <<se abrasó y, por falta de raíz, se secó>>). Como en aquel pasaje, lo que debería ser factor de vida se convierte, por la insuficiente adhesión, en impedimento para ella.
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