Y añadió: <<¡Quien tenga oídos para oír, que escuche!>>
A la parábola sigue una exhortación que enlaza con la inicial (4,3: <<¡Escuchad!>>). La frase recuerda el texto de Dt 29,1-3: <<Moisés convocó a todo Israel y les dijo: "Vosotros sois testigos de todo lo que el Señor hizo en Egipto ... pero hasta hoy el Señor no os ha dado la inteligencia para entender ni ojos para ver ni oídos para escuchar">>. Él <<hasta hoy>> dicho por Moisés sigue verificándose en tiempo de Jesús. Su exhortación es una llamada a la reflexión para comprender el significado de la parábola y sacar las consecuencias personales.
El obstáculo que puede tener la multitud para entender la parábola no puede provenir más que de su adhesión a los valores de la institución judía. Quedará explicado en la perícopa siguiente.
El imperativo inicial <<¡Escuchad!>> (v. 3) reclamaba la atención sobre la parábola que Jesús iba a exponer. La parábola ha puesto el acento sobre la diversa suerte de la semilla, figura del mensaje, según el terreno en que caiga. La reflexión que pide Jesús en la exhortación final subraya la responsabilidad de cada uno en el éxito o fracaso del mensaje en él.
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