<<Sucedió que, al sembrar, algo cayó junto al camino; llegaron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en el terreno recoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida, pero cuando salió el sol se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra cayó entre las zarzas: brotaron las zarzas, la ahogaron, y no llegó a dar fruto. Otros granos cayeron en la tierra buena y, a medida que brotaban y crecían, fueron dando fruto, produciendo treinta por uno y sesenta por uno y ciento por uno>>.
Queda en segundo término la figura del sembrador; la atención se centra, en cambio, en una serie de sucesos, bien elegidos y agrupados, que afectan a la semilla. La organización de la serie muestra que la parábola está propuesta en vista de una interpretación alegórica, y tal será su explicación (4,14-20). Por otra parte, el uso figurado de la siembra, el crecimiento y la cosecha para significar la actuación del hombre era común en el AT y en la literatura judía y helenística.
Las vicisitudes de la semilla no se presentan como éxitos o fracasos del sembrador. Éste siembra la misma semilla, pero en el campo hay terrenos diferentes. La semilla que cae en un terreno inapropiado encuentra adversarios y obstáculos y no produce fruto. En el relato, los terrenos son cuatro y van en progresión: desde el totalmente inepto para la siembra hasta el totalmente apto.
El primer terreno es el borde del camino, terreno duro donde la semilla no puede penetrar. Su destino es previsible: desaparece sin dejar rastro.
El segundo caso está particularmente desarrollado y su clímax se precipita por la sucesión de verbos: <<brotó-salió-se abrasó-se secó>>. Esta semilla vive más tiempo que la primera, pero sólo penetra superficialmente; el terreno no le ayuda. Por no tener raíz, el sol, que debía ser un factor de vida, le causa la muerte. El dato descriptivo <<por falta de raíz>> invita a la interpretación figurada.
En el tercer caso hay tierra abundante, pero está ocupada por malas hierbas que impiden el pleno desarrollo de la semilla: ésta germina, pero no llega a madurar.
El cuarto terreno es el bueno, porque no ´solo hay en él tierra abundante, sino que, además, está libre de obstáculos. La semilla fructifica siempre, y progresivamente alcanza un máximo: <<treinta, sesenta, ciento>>.
La semilla es un germen de vida que exige condiciones favorables para desarrollarse. En los tres primeros casos se malogra la semilla, pero el daño se va causando en estadios cada vez más avanzados: en el primero, antes de germinar, desaparece; en el segundo, apenas brota, se seca; en el tercero, ya crecida, no grana. Jesús clasifica las disposiciones con las que se recibe su mensaje, como él mismo lo interpretará después a sus seguidores. El caso de la tierra buena, con su detallada enumeración de la abundante cosecha, expresa figuradamente el éxito del mensaje.
El número cuatro, que indica totalidad, muestra que los casos citados compendian las posibles disposiciones de los que escuchan el mensaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario