jueves, 4 de enero de 2024

Mc 5,16-17

 Los que lo habían visto les refirieron lo ocurrido con el endemoniado y también lo de los cerdos. Entonces se pusieron a rogarle que se marchase de su territorio.

Anónimos e inesperados testigos presenciales (los discípulos están ausentes en toda la perícopa) cuentan a los propietarios de los cerdos la manera como el endemoniado había sido liberado por Jesús y la conexión de esta liberación con la muerte de los animales. Los propietarios descubren así la razón del desastre que había ido a investigar. La vuelta del esclavo a la condición humana es la que ha destruido su enorme capital.

La presencia de estos testigos no había sido mencionada; según el relato, Jesús estaba solo con el hombre; narrativamente, sirven para conectar los dos hechos: la liberación y la ruina.

La reacción de los propietarios es inmediata. Como antes el endemoniado (v. 10) y los espíritus (v. 12), también éstos se dan cuenta de la superioridad de Jesús, pero al mismo tiempo ven en su acción un peligro para ellos. No usan la violencia para expulsarlo de la comarca, pero le ruegan encarecidamente (<<se pusieron a rogarle>>, insistencia) que se marche <<de su territorio>>, donde se asienta su sociedad. Pretenden impedir su actividad en aquella tierra, porque valoran negativamente sus efectos. No quieren la liberación de los oprimidos. Mc describe una situación en la que no hay persecución, pero sí un esfuerzo de la clase dominante de la sociedad pagana para impedir la difusión del mensaje cristiano. Se comprende que un mensaje de libertad e igualdad sea inaceptable para los dirigentes de una sociedad esclavista.

De hecho, ante el mensaje de Jesús, la clase dominante se enfrenta con un dilema: optar por la libertad y plenitud del hombre, renunciando al propio capital/poder, o bien anteponer el capital/poder al bien del hombre. Después de la primera sorpresa y el miedo ante el hombre rehabilitado, cuando descubren la conexión de su cambio con la ruina del sistema económico, su opción es clara: están por el dinero y no por el hombre. Jesús y ellos son incompatibles.

El paralelo con la escena en la segunda sinagoga (3,1-7a) es patente. En aquella ocasión, los fariseos, entre la conservación de su poder religioso y la rehabilitación del hombre, habían optado por la primera. En el país pagano, entre el poder económico y la liberación de los oprimidos, eligen el primero. Los poderes de cualquier signo anteponen su propio interés al del hombre. Sin embargo, según el evangelista, los dirigentes del sistema religioso judío reaccionan con mucha mayor violencia ante el mensaje de Jesús (3,6: <<acabar con él>>) que los de la sociedad pagana (5,17: <<se pusieron a rogarle que se marchase>>).

En esta perícopa se expone con figuras el éxodo de Jesús, en sus puntos inicial y final: empieza con la liberación del oprimido, haciéndolo renunciar al fanatismo de violencia que lo despersonaliza y lo destruye; termina con el nuevo estado del hombre, en su plena dignidad y dominio de sí. Es esta calidad humana la que cambia la sociedad.

LA BIBLIA

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