Pero Herodes, al oírlo, decía: <<Aquel Juan a quien yo le corté la cabeza, ése ha resucitado>>.
Oída las tres opiniones, Herodes llega a una conclusión personal: elige, aunque con matices, la primera, la más desfavorable para él, pues denuncia su implicación en la muerte de Juan. Tenía conciencia de haberle quitado la vida injustamente.
El pronombre <<yo>> indica que Herodes se atribuye toda la responsabilidad de la muerte de Juan, pues habría podido impedirla. En boca de Herodes, la frase <<Juan ha resucitado>>, que no va especificada por <<de entre los muertos>> ni comentada por la alusión a las <<fuerzas>>, no expresa una opinión peyorativa de Jesús/Juan resucitado. Pero el hecho preocupa a Herodes, porque pone en entredicho su autoridad: no es señor absoluto de la vida de sus súbditos. Al decapitar a Juan, había pretendido acabar definitivamente con él: que Juan/Jesús haya resucitado es una acusación permanente de su injusticia y un fracaso de su poder.
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