Atravesaron, tocaron tierra en Genesaret y atracaron.
Una vez que Jesús está en ella, la barca no se queda en medio del mar donde estaba antes. Jesús los ha sacado de la situación de inmovilidad, pero no llegan al lugar indicado por él, Betsaida, en territorio pagano sino a Genesaret, lugar judío. Al no haber aceptado la calidad divina de Jesús y, con ella, la universalidad de su mensaje, no pueden llegar a otros pueblos. Su travesía termina en <<la tierra>> (así en griego), en este caso, la de Israel, figura de la mentalidad judía a la que están aferrados (cf, 4.1). Jesús no puede hacer por ellos lo que ellos no quieren hacer por sí mismos.
La actividad que sigue va a desarrollarse en territorio judío, pero sólo actuará Jesús. Los discípulos desaparecerán de la escena.
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