Eran unos cuatro mil, y él los despidió.
<<Cuatro mil>> es múltiplo de cuatro, número que indica totalidad y universalidad (<<los cuatro vientos>> <<los cuatro puntos cardinales>>) y que, en el contexto, es figura de la humanidad entera. No se especifica en este pasaje que los que componen la multitud fuesen <<hombres adultos>>, como se hacía en el primer reparto por alusión a los grupos proféticos alrededor de Eliseo (6,44 lect.). Los que forman esta multitud han obtenido la madurez del Espíritu, anunciada antes en las palabras de Jesús a los discípulos (v. 2: <<llevan ya tres días a mi lado>>; cf. Os 6,2), gracias a su aceptación de mensaje y a su compromiso de llevarlo a la práctica, expresado en la recogida de los trozos.
Los individuos de la multitud ya conocen el modo como pueden comer y saciarse, es decir, saben cómo conservar y aumentar su vitalidad hasta llegar a la plenitud humana. Ya pueden valérselas por sí mismos y Jesús puede despedirlos (cf. v. 3). Pero aunque han conocido a Jesús en la ribera del lago, en la cercanía del país judío, no tienen que integrarse en este pueblo, han de alejarse ahora hasta llegar a <<su casa>> (v. 3; cf. 2,11; 5,19), para poner allí en práctica la alternativa que se les ha mostrado.
La multitud no expresa ninguna reacción entusiasta: como en el caso de la multitud judía, la reacción se expresa con la recogida de las sobras, es decir, con el compromiso de seguir compartiendo, conforme al mensaje que han aprendido y experimentado.
La despedida de la multitud forma inclusión con el principio del episodio: <<si los despido en ayunas desfallecerán por el camino>> (v. 3); una vez saciados, Jesús puede despedirlos, y lo hace sin alejar antes a los discípulos (cf. 6,45); aquí no hay peligro de influjo de éstos sobre la gente.
* * *
No habrá más episodios en que Jesús se ocupe de paganos. Con los cuatro que han aparecido se ha descrito la totalidad de su labor con ellos.
En el del paralítico (2,1-13) expuso el proyecto de universalidad: el mensaje de vida está destinado a todos los hombres y pueblos sin distinción, y éstos no tendrán que integrarse en Israel (2,11: <<márchate a tu casa>>.
En el del geraseno (5,2-20) trató del plano individual, exponiendo que la liberación definitiva para los oprimidos que se enfrentan a la socieda pagana no pasa por la violencia, sino por el desarrollo humano que lleva a la verdadera libertad y plenitud personal, también con independencia de Israel (5,19: <<márchate a tu casa>>).
En el de la sirofenicia (7,24-30) ha mostrado la discriminación que vicia la sociedad pagana y que la solución a ella empezaría si los dirigentes reconocieran el derecho elemental a la vida de los oprimidos en su sociedad (7,29: <<al llegar a su casa>>).
Finalmente, en el segundo episodio de los panes (8,1-9) se trata del plano social, de la constitución de una comunidad alternativa. Su base sería la libertad y el amor/solidaridad entre iguales, expresado en el servicio y en el compartir con otros; su meta, la plenitud humana. Se saldría así de la estructura de la sociedad injusta (éxodo) para ofrecer una alternativa en cada lugar del mundo (8,3; <<si los despido ... a su casa>>).
En estos episodios Jesús ha expuesto enteramente su proyecto liberador para la sociedad pagana. Como no podía ser menos, es fundamentalmente el mismo que para los judíos; no hay privilegios entre los pueblos. La única diferencia está en que con los judíos Jesús alude a una tradición religiosa, con los paganos, no.
Los discípulos, sin embargo, no han entendido, como se desprende de este episodio (8,4). Por otra parte, hay que notar que Jesús no les confía ningún cargo de responsabilidad ni ningún papel de dirección en las comunidades, ni en la ludía (6,45) ni en las paganas (8,9). Su función es sólo la de llevar a la práctica el mensaje de Jesús: servir, compartir, igualarse a todos, para que otros sigan este camino.
Como suele suceder en los evangelios, el mensaje se presenta mediante una formulación extrema. De hecho, si se tomase a la letra la acción de Jesús tal como aparece en los relatos de los panes, cada comunidad cristiana debería estar dispuesta a compartir todo lo que tiene con los que se acercan a ella, sin reservarse nada. En realidad, sin embargo, lo que el evangelio propone en estos episodios es un ejemplo del amor hasta el fin, ejemplo que no debe ser elevado a precepto: su objetivo es abrir el horizonte a toda generosidad, estimular a cada fiel cristiano y a cada comunidad a responder a este ideal al máximo de sus posibilidades y según las exigencias de la realidad en que se encuentren.
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