<<Quien acoge a uno de estos chiquillos como si fuera a mí mismo, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, más que a mí, acoge al que me ha enviado>>.
El texto señala que el <<chiquillo>> es uno entre muchos (<<uno de estos/tales chiquillos>>); lo incluye dentro de una categoría (<<tales>>), la de chiquillos-servidores.
La identificación de Jesús con el pequeño servidor expresada con el abrazo se explicita ahora: acoger a uno de tales <<chiquillos>> equivale a acoger a Jesús mismo. El reconocimiento del <<chiquillo>> como uno que reproduce la identidad de Jesús (<<como si fuera a mí mismo>>) se debe precisamente a su actitud de último de todos y servidor de todos.
Además, afirma Jesús su identificación con el que lo ha enviado; <<y el que me acoge a mí, más que a mí, acoge al me ha enviado>>. Por medio de Jesús, el seguidor, que realiza el designio de Dios, se identifica también con el Padre y lo hace presente: Jesús aparece como el centro donde se verifica la unión de Dios y los hombres.
La actitud de Jesús es la del que lo ha enviado; por eso acogerlo a él significa acoger al Padre. Aparece aquí de nuevo este rasgo del Dios de Jesús: que no es el de Dios que domina al hombre sino el que está a su servicio. Quien de alguna manera busca ponerse por encima de los demás está fuera del ámbito de Jesús y de Dios mismo.
El verbo <<acoger>> se ha usado antes solamente en el contexto del envío de los Doce (6,11: <<cualquier lugar que no os acoja>>); el <<chiquillo>> es, por tanto, un enviado de Jesús como lo fueron los Doce, y la denominación <<chiquillo>> significa la actitud que ese seguidor muestra ante los demás. La designación de Dios/el Padre como <<el que me ha enviado>>, confirma el carácter de enviado del <<chiquillo>> cuando es acogido.
La escena contrapone, por tanto, la actitud de los Doce con la del grupo de seguidores no israelitas. Los primeros, el nuevo Israel (3,13), mantienen aún las ideas de rango propias del antiguo y ligadas a la concepción de un Mesías triunfador y terreno (8,33: <<la idea de los hombres>>). El segundo grupo, que no procede del judaísmo, entiende y acepta las condiciones para el seguimiento propuestas por Jesús a los dos grupos (8,34) y adopta su actitud de servicio humilde; de ahí su personificación en la figura del <<criadito>>.
No hay comentarios:
Publicar un comentario