Excelente es la sal. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis?
El tríptico termina con un colofón que pondera la excelencia de la sal, símbolo de la fidelidad a Jesús, que mantiene a los individuos y a su comunidad en su verdadero ser de seguidores (<<Excelente es la sal>>).
Sin embargo, podría darse el caso de que la comunidad no fuera fiel, de que la adhesión a Jesús existiera sólo en apariencia, faltándole lo esencial (<<sal sosa>>, cf. 7,6); eso sucedería si sus miembros no cumplieran la primera condición del seguimiento (8,34) y su traducción en la práctica: ser <<último y servidor de todos>> (9,35). Además, tal situación no tendría remedio (<<¿con qué la sazonaréis?>>: si los seguidores de Jesús se conforman con el nombre y la apariencia, no hay manera de renovar una adhesión que no quiere ver su infidelidad profunda.
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