Tened sal en vosotros mismos y vivir en paz unos con otros.
Termina Jesús con una exhortación a la fidelidad; <<tened sal en vosotros>>, dirigiéndose a cada uno. Si cada uno conserva la propia fidelidad renunciando a las ambiciones, en particular a las de preeminencia y dominio, ya no habrá motivo de división; entonces habrá paz. La fidelidad de todos al mensaje conservará la paz en la comunidad de seguidores.
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El colofón alude a las tres perícopas anteriores y compendia su contenido: <<La sal>> o fidelidad simboliza, por una parte, la actitud del <<chiquillo>> que se hacía <<último y servidor de todos>> (9,36s), y alude, por otra, a <<la mano, el pie o el ojo>> que ponen en peligro la fidelidad (9,43-48). La <<sal sosa>> puede reflejar la actitud de los Doce, que se consideran seguidores de Jesús (9,38: <<Maestro>>), mientras, en realidad, no aceptan su mensaje. La exhortación final a mantener la paz alude por contraste al conflicto de los Doce con el seguidor que expulsaba demonios (9,38). El conjunto del colofón quiere corregir la ambición mostrada por los discípulos en su discusión durante el camino (9,34: <<quién era el más grande>>). Se cierra así el tema por el momento.
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