Convocándolos, Jesús les dijo: <<Sabéis que los que figuran como jefes de las naciones las dominan, y que sus grandes les imponen su autoridad>>.
Ante la reacción que suscita en los diez el deseo de Santiago y Juan de ocupar los primeros puestos en el futuro reino mesiánico, Jesús los convoca (Convocándolos). El texto griego parece indicar que los convocados son los diez que estaban ausentes y que habían mostrado su indignación por la pretensión de Santiago y Juan (v. 41). En cualquier caso, las palabras de Jesús se dirigen al grupo entero, porque todo él participa de la misma mentalidad de los dos hijos de Zebedeo y está mofido por la misma ambición que éstos.
"Convocar" o "llamar a sí" supone en el convocante una exousia o autoridad para hacer comparecer a los convocados; en el caso de Jesús, se trata de la autoridad del Espíritu. Con este verbo el texto insinúa que existe una distancia entre los convocados y el propio Jesús. No se trata de una distancia física, sino ideológica: las expectativas mesiánicas de los Doce y sus aspiraciones no coinciden con las de Jesús. La convocación se convierte, pues, en una invitación a que los Doce se aproximen a Jesús, es decir, a que rompan la distancia figurada que los separa de él.
La instrucción que sigue (les dijo...) se formula en griego en presente histórico (lit. "les dice"). Señala así Mc la actualidad en su época de la enseñanza de Jesús y de la problemática que aborda. En sus palabras, Jesús parte de un dato sobradamente conocido por los Doce (sabéis): en los pueblos paganos (las naciones) el poder existente es tiránico y opresor. Los gobernantes paganos son unos déspotas (los que figuran como jefes de las naciones las dominan) y la aristocracia, creada por ellos (sus grandes) y al servicio de sus intereses, abusa de su poder sobre el pueblo (les imponen su autoridad). Los dos verbos que describen el comportamiento de los jefes de las naciones y de sus grandes, "dominar" e "imponer su autoridad", expresan una opinión claramente desfavorable sobre el modo como se ejerce entre los pueblos paganos la acción de gobierno.
Con esta apelación a los regímenes paganos, insinúa Jesús que tanto los Zebedeos, que han pretendido asegurarse los primeros puestos en el reino mesiánico que imaginan, como los otros diez, que también aspiran a los mismo, intentan reproducir (aunque basándose en razones más de índole religiosas que políticas) el modo como en la sociedad pagana se ejerce el poder. Conciben a Jesús como un Mesías dominador, al estilo de los "jefes de las naciones", y ellos, a su vez, desearían desempeñar el papel de "los grandes" y gozar de su autoridad y de su prestigio social. En realidad, pretenden instaurar en nombre de Dios, con Jesús a la cabeza, un régimen como el de los paganos, a pesar de conocer bien (sabéis) los efectos perniciosos que tiene sobre el pueblo.
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