sábado, 13 de abril de 2024

Mc 11,14

 Reaccionó diciéndole: <<Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti>>. Sus discípulos lo estaban oyendo.

Jesús reacciona dirigiéndose a la higuera con dureza. La forma de dirigirse a ella (diciéndole), como si se tratara de una persona y no de un árbol, muestra claramente el sentido figurado del episodio. Sus palabras son categóricas, expresadas con una doble negación (nunca... nadie) y una doble mención del futuro (nunca jamás). No le lanza a la higuera una maldición que tenga como efecto la muerte o algún mal. Jesús no expresa odio ni sus palabras son de castigo. De hecho, no le dice: "No produzcas fruto", ni tampoco anuncia a los hombres que no encontrarán fruto en ella, condenándola a la esterilidad. Le dice sencillamente: Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti. Sus palabras no son una maldición ("Maldita seas...") ni una imprecación ("Así te pase esto o lo otro"), sino la expresión de un deseo vehemente: el de que, a partir de ahora, nadie se alimente de lo que esa higuera produzca. Es decir, Jesús desea que ningún ser humano recurra para su alimento/vida a la higuera/institución o dependa de ella; quiere que la humanidad repudie su doctrina y su ejemplo, que nadie busque nada en ella ni acepte nada de ella, que pierda toda su relevancia social y termine así su papel histórico. Se ha acabado el plazo y no hay vuelta atrás. En el futuro, no debe significar nada para la humanidad.

Nótese la progresión: "a ver si encontraba algo"; no encontró nada" (= higos); "nadie coma fruto de ti". Como ha ocurrido en el pasado, lo que de ahora en adelante la higuera/institución produzca no será un fruto bueno (el natural, los higos = los frutos de justicia que Dios esperaba de su pueblo), sino dañino para los seres humanos. Jesús no la condena a morir, pero espera y desea que, a partir de ahora, haya una ruptura de todos los hombres con la institución judía y lo que ella representa.

Como se ve, las palabras de Jesús no tendrán efecto más que si los hombres, siguiendo el deseo de éste, renuncian a buscar alimento/vida en la higuera/institución, es decir, si dejan de profesar la ideología que la institución judía propone o las ventajas que procura la adhesión a ella. El cumplimiento de estas palabras depende de la opción libre de los seres humanos.

El juicio tan tajante de Jesús sobre el Israel institucional, centrado y encarnado en el templo, y que lo presenta como el prototipo de lo aborrecible, se debe a que el templo/institución ha sido infiel a la misión que Dios le había asignado, en dos aspectos diferentes que serán explicitados en la perícopa siguiente: hacia el exterior, ha traicionado su misión universal (11,17a: "casa de oración para todos los pueblos"), encerrándose en el particularismo, y, con relación al pueblo mismo, se ha convertido en instrumento de explotación de éste (11,17b: "cueva de bandidos"). Con ello, siendo el Israel institucional/el templo del único representante en la tierra del verdadero Dios, deforma su imagen, convirtiéndolo en un Dios particularista y legitimador de la injusticia. Apaga así el faro que debía iluminar a la humanidad y cancela todo horizonte de esperanza. Es el juicio del Mesías sobre las instituciones de Israel. Constata el fracaso de la antigua alianza y, por su parte, declara el fin de la misión de Israel en la historia.

Al señalar que los discípulos lo estaban oyendo, prepara Mc las escenas siguientes. La falta de reacción de los mismos puede ser indicio, como aparecerá más tarde (11,21), de que no han comprendido el verdadero alcance de las palabras de Jesús.

LA BIBLIA

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