miércoles, 1 de mayo de 2024

Mc 12,12

 Estaban deseando echarle mano, porque se dieron cuenta de que la parábola iba por ellos; pero tuvieron miedo de la multitud y, dejándolo, se marcharon.

Los representantes del Sanedrín han comprendido el sentido de la parábola. Se dan cuenta de que iba por ellos. La parábola encerraba una denuncia de toda la historia de Israel que les afecta de manera especial a ellos, que son los que rigen los destinos de ese pueblo en el presente. Ha dejado al descubierto la disposición interior que los mueve y el deseo homicida que llevan dentro. Por medio de la parábola, han quedado completamente desautorizados: ellos que, atribuyéndose autoridad divina, pretendían juzgar acerca de la autoridad de Jesús (11,18), son enemigos de Dios y, por tanto, no pueden hablar ni actuar en su nombre. Pero la realidad denunciada no los hace reflexionar, sino que los incita a usar la violencia. Quieren apresar a Jesús (Estaban deseando echarle mano), pero no se atreven; los detiene el hecho de que la multitud está de su parte (pero tuvieron miedo de la multitud).

Antes tenían miedo de Jesús, porque podía amotinar a la multitud contra ellos (11,18); más tarde, no se pronuncian sobre la cuestión que les plantea Jesús acerca del bautismo de Juan por miedo a enfrentarse a la opinión de la gente (11,29-33); ahora temen a la multitud, por la popularidad de que goza Jesús. Siempre es la opinión popular la que detiene su acción.

Actúan en función de su propia seguridad. Temen todo alboroto que pueda poner en peligro su poder. Saben que no son queridos. Los motivos de su conducta miran siempre a ellos mismos y a su posición, nunca al bien del pueblo.

Si toman medidas contra Jesús, confirmarán ante la multitud que son ellos los descritos en la parábola como asesinos. Ante una situación tan peligrosa, optan por marcharse y dejar a Jesús allí (y, dejándolo, se marcharon). Se retiran hasta una nueva ocasión, pero sin desistir de su empeño de acabar con él.

LA BIBLIA

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