pues decían: <<Durante las fiestas, no; no vaya a haber un tumulto en el pueblo>>.
Expone Mc la razón de la estrategia de los sumos sacerdotes y letrados (pues decían): no quieren provocar un tumulto en el pueblo. El pueblo está con Jesús y en contra de los dirigentes, como lo ha demostrado su reacción ante la denuncia de Jesús contra el templo (11,17-18; cf. 12,12). Pero el interés de los dirigentes no es el bien del pueblo; si temen al tumulto es porque la multitud se volvería contra ellos y pondría en peligro su posición y su vida. La objeción que esgrimen (decían...) puede entenderse como hecha por ellos mismos, por otros o por un grupo.
Es precisamente el miedo a la reacción de la gente el que los induce ahora a prenderlo a traición con una estratagema que no tenga repercusión pública. Así evitarán la agitación popular (un tumulto en el pueblo), pues la multitud oía con gusto la enseñanza de Jesús (12,37). Durante las fiestas sería el peor momento, porque la afluencia de peregrinos era grande.
Se establece la oposición entre "a traición" (gr. en dolô) y "durante las fiestas" (gr. en tê heortê, en medio de la fiesta). No se atreven a hacer una detención a la vista de todos, asumiendo su responsabilidad de autoridades. Pero no cejan en su propósito; contra la voluntad del pueblo, lograrán su objetivo.
No los mueve para posponer el prendimiento de Jesús el valor religioso de la fiesta ni su significado. Si no fuera por el pueblo, estarían dispuestos a prenderlo en medio de la fiesta para darle muerte. En la fiesta de la liberación se proponen matar al Mesías liberador, el que pretende sacar al pueblo de la opresión en que ellos lo tienen ("cueva de bandidos", cf. 11,17).
"El pueblo" es un término teológico que, por oposición a "las naciones", designa al pueblo elegido (Éx 19,5), formado precisamente gracias a la liberación de Egipto (cf. Dn 4,20; 7,6; 14,2; Is 43,21). "Pueblo" es el término que ellos emplean. Este pueblo, sin embargo, por la doctrina de sus dirigentes, se ha alejado de Dios: lo honra con los labios, pero su corazón está lejos de él (7,6). Por eso, escuchará con gusto las palabras de Jesús (12,27), pero acabará pidiendo su muerte (15,13-14).
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