Los sumos sacerdotes y los letrados andaban buscando cómo darle muerte prendiéndolo a traición.
Los sumos sacerdotes (poder religioso) y los letrados (poder ideológico), miembros del Sanedrín o Consejo supremo, habían buscado anteriormente la manera de acabar con Jesús por su denuncia del templo, pero habían desistido de su propósito por miedo a él, a quien veían apoyado por la multitud (11,18). En la tercera predicción de la muerte-resurrección (10,33) aparecen estos dos grupos como aquellos a quienes va a ser entregado Jesús (cf. 14,10). Es decir, el poder religioso y la ideología que lo sustenta son los principales responsables de su muerte. Este versículo data, respecto a la Pascua y los Ázimos, el día del rechazo definitivo de Jesús por parte de los dirigentes (cf. 8,31), rechazo que se traduce en la búsqueda de un modo de prenderlo a traición y darle muerte.
En Mc, el verbo "buscar" (gr. zêteô) indica siempre una intención equivocada u hostil respecto a Jesús, que llega a su máximo: buscan eliminar su persona, quitándole la vida. Va a consumarse el propósito largamente meditado por sus adversarios, ya desde Galilea (3,6).
Su intención es prenderlo a traición, con una estratagema. Su único objetivo es desembarazarse de Jesús, para conservar su posición. No se preguntan por qué el pueblo se pone de parte de Jesús; la adhesión de la multitud a él no es para ellos más que un obstáculo a sus intenciones. El plan que meditan los aleja inexorablemente de Dios.
En Éx 21,14 se dice: "Si alguien está reñido con su prójimo y lo asesina a traición (LXX: dolô), a ése lo arrancarás de mi altar y le darás muerte". Son precisamente los ministros del altar, los sumos sacerdotes, los primeros en maquinar contra Jesús. De parte de Dios saben que no les queda refugio alguno; ya, ni el altar puede serlo para ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario