Salieron los discípulos, llegaron a la ciudad, encontraron las cosas como les había dicho y prepararon la Pascua.
Los discípulos siguen el itinerario marcado por Jesús y lo encuentran todo tal como les había dicho. Con esta anotación señala Mc la veracidad de las predicciones anteriores de Jesús sobre el destino que le aguarda (8,31; 9,31; 10,33-34). Todo lo que les había anunciado sobre la pasión, muerte y resurrección del Hijo del hombre va a cumplirse ahora; todo está ya preparado para su Pascua.
Los dos discípulos ejecutan las instrucciones, cumpliendo el encargo de Jesús de que fueran a la ciudad a preparar la Pascua (llegaron a la ciudad... y prepararon la Pascua). En el plano narrativo, se trata de la preparación de la cena; en el teológico, de la disposición personal a una entrega como la de Jesús. Lo que Jesús encarga a estos dos se extiende naturalmente a todos los demás. Representan al grupo entero.
Sin embargo, como aparecerá a continuación, el cumplimiento del encargo de Jesús no se hace, en el fondo, realidad; los discípulos no están en disposición de llegar a una entrega como la suya. Lo mismo que en otras ocasiones (cf. 10,52), Mc propone el ideal, lo que Jesús espera de los suyos; ideal que los discípulos se encargan continuamente de frustrar.
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