<<Él os mostrará un local en alto, grande, alfombrado, preparado. Preparádnosla allí>>
El dueño no pronuncia palabra; está esperando y conoce la contraseña (v. 14: El Maestro pregunta).
El contexto pascual en el que se sitúa el episodio incluye la idea de éxodo (implícita en la de "camino"), esta vez la del Éxodo mesiánico, liberación definitiva. El Éxodo consiste, como lo ha explicitado la figura de Juan Bautista (el hombre del cántaro) en la salida del sistema judío, paradigma de todo sistema injusto. El local que muestra el dueño, que es la "posada" de Jesús, meta del camino, es el lugar de llegada, donde culmina el Éxodo mesiánico.
Por otra parte, el verbo mostrará (gr. deixei) añade otro matiz. De hecho, este verbo tiene resonancias bíblicas concretas, en particular de Gn 12,1 (a Abrahán): "a la tierra que te mostraré" (gr. deixô), y Dt 34,1-4 (a Moisés antes de su muerte): "... el Señor le mostró (gr. edeixen) toda la tierra..., y le dijo: <<Ésta es la tierra que prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob...>>". El local representa, por tanto, la tierra prometida a la que se llega tras el camino.
Lo que muestra el dueño a los discípulos es un local en alto. El término griego anagaion, traducido por "local en alto", es raro, etimológicamente significa "por encima de la tierra"; con él quiere Mc, sin duda, aludir a la cruz, levantada en alto, y, al mismo tiempo, a la exaltación-resurrección de Jesús. Unido a las resonancias bíblicas del verbo "mostrar", aparece como símbolo de la nueva tierra prometida, el ámbito del reino de Dios. Allí va a reunirse con Jesús la asamblea del nuevo Éxodo.
Es un sitio grande, porque está destinado a muchos (cf. 14,24). La multitud que va a llenar ese lugar es la de Jesús con los suyos, cuyo número rebasa el de los discípulos(los Doce. Jesús está previniendo el futuro de su comunidad.
El local está alfombrado. El término ha aparecido antes en 11,8: "muchos alfombraban el camino con sus mantos". Eran los seguidores de Jesús que, no sólo lo aceptaban por Mesías, sino que, además, mostraban su adhesión al camino que sigue este Mesías humilde y pacífico (simbolismo del borrico). Cuando la entrada en Jerusalén eran "muchos"; en correspondencia con ellos aparece aquí el lugar "grande". Ahora ya está alfombrado; ha habido quienes han llegado hasta el fin en esa adhesión. Sin duda, de nuevo está aludiendo aquí Mc al otro grupo de seguidores, representados en 14,3-8 por la mujer que derramó el frasco de perfume sobre la cabeza de Jesús. No van a ser los discípulos los primeros en dar la plena adhesión a Jesús; ya otros se la han dado, y ellos tienen que seguir su ejemplo.
El local está también preparado por parte del dueño. Dios muestra el ámbito (la nueva tierra prometida o reino de Dios) preparado por las promesas, a quienes están destinados a ellas. Jesús viene a darles realidad. Se ha cumplido el plazo (1,15), todo está dispuesto para la nueva Pascua, pero el que quiera participar en ella, en este caso los discípulos, tras enmendar su vida (siguiendo la exhortación de Juan Bautista), han de colaborar también ellos en su realización (preparádnosla allí). Deben preparar la Cena tanto para Jesús como para los demás discípulos. Lo harán con su plena adhesión a la persona y obra de Jesús.
Hay aquí sin duda una alusión a 10,40, cuando Jesús respondió a los Zebedeos, que le pedían sentarse a su derecha o a su izquierda el día de su gloria: "No está en mi mano concederlo más que a aquellos para quienes está preparado". Serán aquellos que, cuando llegue la prueba, respondan con una entrega como la de Jesús y, al acompañarlo en su cruz, pueda él asociarlos a su gloria. Es decir, si son sumergidos por las aguas que van a sumergirlo a él y pasan el trago que él va a pasar (10,38s), entonces habrán hecho la preparación que Jesús les pide. Su Pascua no es un rito, se consuma en la adhesión a él y en un compromiso como el suyo.
Jesús está interpretando su muerte. En medio de Israel (en "la ciudad", centro de las instituciones), va a celebrar una Pascua alternativa que dará realidad a lo que anunciaba la antigua: será liberación definitiva, creará el nuevo pueblo de Dios, que se extenderá a toda la humanidad. Los discípulos tienen que contribuir a la preparación de ese nuevo Éxodo siempre abierto en la historia. Será una Pascua perpetua, una liberación incesante en toda la extensión del futuro.
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