martes, 30 de julio de 2024

Mc 14,48-49

 Reaccionó Jesús diciéndoles: <<¿Cómo contra un bandido habéis salido con machetes y palos a capturarme? A diario me teníais en el templo enseñando y no me prendisteis. Pero, ¡que se cumpla la Escritura!>>.

Sin ser interpelado, Jesús reacciona. Es la primera vez que se le nombra desde 14,30 (diálogo antes de llegar a Getsemaní). No se dirige al traidor, ni al atacante, sino a la turba.

Protesta de modo infamante como van a prenderlo (¿Cómo contra un bandido...), como si fuese un individuo violento fuera de la ley. Opone la clandestinidad del prendimiento (cf. 14,1), de noche, al carácter público de su enseñanza; si había motivo para detenerlo, podían haberlo hecho en el templo y abrirle un proceso; pero a eso tenían miedo los sumos sacerdotes (11,18; 12,12). El reproche de Jesús se dirige, por tanto, a las autoridades mismas, que han enviado a esta banda de gente, que no pertenece siquiera a la policía regular. Denuncia la vileza de los dirigentes y al mismo tiempo deja entrever su cobardía, pues no se atreven a enfrentarse con él, a tomar una decisión pública ni a asumir la responsabilidad de sus propios actos.

La locución a diario parece indicar que Jesús visitaba el templo cada día para enseñar en él, aunque de hecho, según el cómputo de Mc, sólo ha estado allí en tres ocasiones (11,11.15b; 27b). Es posible que Mc quiera insinuar, con esta locución, que su relato no agota los hechos de la vida de Jesús.

Aparece la mala conciencia de las autoridades; no se atreven a la confrontación con Jesús, en la que han quedado derrotadas (11,27b-33). Jesús ha atacado sobre todo su praxis, la ha denunciado en público; no se ha enfrentado con la Ley, sino con el comercio en el templo y con la conducta de ciertos letrados. Incluso la terrible parábola de los viñadores se refería al modo de proceder de los dirigentes, acusándolos de apropiarse del pueblo (la viña). No se ha enzarzado en discusiones teológicas, ha puesto en cuestión su comportamiento, y ellos saben que ahí tienen la batalla perdida; por eso el arresto no se hace en público, sino a traición. Lo tratan como si fuera un rebelde violento, a él que nunca ha usado ni predicado la violencia; como a un forajido, un fuera de la ley, peligroso para la sociedad, al que no se reconocen derechos.

Jesús había enseñado en el templo y, en su enseñanza, lo había denunciado como una cueva de bandidos (11,17). Al asociar ahora las dos palabras, "bandido" y "enseñar", insinúa Mc que el verdadero motivo del prendimiento es que Jesús ha puesto al descubierto la explotación del pueblo que hacen los dirigentes. Para acabar con esa enseñanza, expuesta a la luz del día y que no pueden refutar, usan el dolo y la traición, confirmando la realidad de la denuncia y su cobardía. Quieren así suprimir, no la realidad del bandidaje que ellos ejercen, sino la resonancia de la acusación que hace Jesús.

La Escritura que menciona Jesús puede referirse al texto de Is 53,12: "Fue contado entre los malhechores", pero el término global <<la Escritura>> indica que alude también a otros pasajes; sin duda a los que describen la suerte del justo perseguido y la violencia y perfidia de sus enemigos. Por otra parte, la frase que se cumpla la Escritura no significa que los antiguos textos hubiesen vaticinado lo que había de suceder con Jesús. La Escritura es testigo de una experiencia humana en la historia, que vuelve a realizarse en esta ocasión; describe una constante del comportamiento humano malvado, y Mc ve su analogía con la situación en que Jesús se encuentra: lo que tuvo lugar entonces lo tiene también ahora.

LA BIBLIA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

APÉNDICES - MARCOS

El final abrupto de Mc y la omisión de toda aparición del Resucitado a sus discípulos dio pie, ya en el siglo II, a la adición de apéndices ...