Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes, los senadores y los letrados.
En la narración resalta la pasividad de Jesús; está en manos de sus enemigos, quienes lo conducen al palacio del sumo sacerdote, cuyo nombre no se menciona. Éste era la suprema autoridad religiosa y política del pueblo; su poder político se ejercía sobre Judea; su poder religioso se extendía a todas las comunidades judías. Como jefe supremo de la nación, a él llevan a Jesús, y en su residencia se reúne el Consejo o Sanedrín en pleno (todos), del que se enumeran las tres categorías que lo componían (los sumos sacerdotes, los senadores y los letrados). Se mencionan en primer lugar los sumos sacerdotes o aristocracia clerical, los más activos adversarios de Jesús desde su llegada a Jerusalén (cf. 11,18.27b; 14,1.10s.43); el centro lo ocupan los senadores o aristocracia civil, que, junto con los sumos sacerdotes, detentan el poder económico; aparecen por último los letrados, el poder ideológico.
El uso del presente histórico (se reunieron, lit. "se reúnen") muestra la hostilidad unánime de los dirigentes judíos hacia el mensaje y la comunidad de Jesús en tiempos del evangelista.
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