Pilato, queriendo dar satisfacción a la multitud, les soltó a Barrabás, y a Jesús, después de hacerlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.
Después de su tímido conato de hacer entrar en razón a la multitud, Pilato queda vencido por la violencia de los gritos e inmediatamente cede, traicionando su propia convicción. No pronuncia sentencia sobre el caso de Jesús. Sencillamente, el representante de la justicia romana se pliega a la mala voluntad de los que ya han condenado a Jesús: los sumos sacerdotes y la multitud; conforme a la petición de ésta, les suelta a Barrabás, el sedicioso, y va a permitir la muerte de un inocente. Su temor a los dirigentes judíos y su cuidado en no darles motivos de queja, predominan sobre las obligaciones de su cargo de juez.
Le interesa tener a la multitud contenta, pues puede crear disturbios. Lo mismo que los dirigentes judíos (11,18; 12,12), ve en ella un elemento peligroso para su autoridad. A pesar de su fachada de solidez, el poder muestra su debilidad de fondo: está a merced de los caprichos del pueblo y no se atreve a oponerse a él, aun cuando ceder a su petición signifique cometer una flagrante injusticia.
Finalmente, Pilato suelta a Barrabás y, después de hacer azotar a Jesús, lo entregó para que lo crucificaran. Se flagelaba a los que iban a ser crucificados, pero Mc no se recrea describiendo el acto mismo de la flagelación; en lo que toca a los sufrimientos de Jesús en la Pasión el relato de Mc es de una extrema sobriedad. Pilato entrega a Jesús, sin duda a los soldados, para que lo crucifiquen; pero Mc deja el texto ambiguo: también los judíos van a ser responsables de esa crucifixión, la pena capital infligida a los que actuaban <<contra el pueblo romano>>. Esta entrega de Jesús para que le den muerte pone el colofón a todas las anteriores.
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Mc crea un paralelo entre este pasaje y la escena de la muerte de Juan Bautista.
I. Alrededor de Juan (6,17-28) aparecen tres personajes principales:
a) EL rey Herodes, máximo representante del poder civil.
b) Herodías, esposa adúltera de Herodes, que, por conveniencia propia, busca la muerte de Juan Bautista; es figura de los notables judíos de Galilea, que, aceptando el adulterio, asisten al banquete por el cumpleaños de Herodes.
c) La hija de Herodías, sin nombre, figura del pueblo sometido a los dirigentes judíos.
El juego de papeles y acciones es el siguiente:
Herodes mira con simpatía Juan Bautista y lo protege de la inquina de Herodías, que busca su muerte.
Herodías aprovecha los imprudentes juramentos de Herodes para, por medio de su hija, conseguir su objetivo, la muerte de Juan; como figura de los notables, elimina al que denuncia su connivencia, contraria a la Ley, con un poder civil tiránico y bastardo.
"La hija", sin palabra ni decisión propia, por indicación de la madre pide y obtiene la muerte de Juan; como figura del pueblo, actúa contra su propio interés y favorece el de los dirigentes.
II. Alrededor de Jesús, los personajes son:
a´) Pilato, máximo representante en Judea del poder civil pagano.
b´) Los sumos sacerdotes, principales dirigentes judíos, que, por propia conveniencia, buscan la muerte de Jesús.
c´) La multitud, el pueblo sometido a los dirigentes.
El juego de papeles y acciones es el siguiente:
Pilato, el juez, no encuentra culpa en Jesús y desea ponerlo en libertad.
Los sumos sacerdotes aprovechan la torpeza de Pilato al incluir a Jesús en el indulto, para, por medio de la multitud, conseguir su objetivo, la muerte de Jesús.
La multitud, sin criterio propio, se deja persuadir por los sumos sacerdotes a que pida y obtenga la muerte de Jesús, su liberador; actúa contra su propio interés y favorece el de los dirigentes.
Herodes no quiere desairar a la hija. Pilato quiere dar satisfacción al pueblo. Uno y otro actúan contra su conciencia y entregan a la muerte a un inocente. En uno y otro caso, por el influjo de los dirigentes, el pueblo queda desposeído de su propio bien.
Tanto el poder civil, representado por Herodes y Pilato, como el poder religioso, representado por los sumos sacerdotes, con tal de mantener su prestigio y conservar sus privilegios, llegan hasta el asesinato del inocente.
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