Se quedaron todos ellos tan desconcertados que se preguntaban unos a otros: <<¿Qué significa esto? ¡Un nuevo modo de enseñar, con autoridad, e incluso da órdenes a los espíritus inmundos y le obedecen!>>
La impresión es enorme; la gente no puede contenerse y comenta en voz alta. La unanimidad es total (<<todos ellos>>). La reacción es de desconcierto, expresado por la pregunta.
No entienden el significado de la actuación de Jesús. La engloban en un hecho único (<<esto>>), mostrando que la enseñanza con autoridad y la expulsión del espíritu son acciones de un mismo orden.
El <<modo de enseñar>> remite a la escena inicial; los oyentes lo encuentran <<nuevo>>, es decir, desconocido para ellos y admirable, precisamente por hacerse <<con autoridad>>. La frase final (<<e incluso da órdenes, etc.>>) subraya la eficacia de la acción de Jesús. Al mencionar <<los espíritus inmundos>> en plural, extienden el ámbito de la acción de Jesús a todo caso semejante al presente. Éste ha sido paradigmático.
En el comentario de la gente, la enseñanza prepondera sobre la acción, que aparece como dependiente de ella. Esto confirma la interpretación anterior: la expulsión del espíritu es imagen de la fuerza de persuasión de Jesús, capaz de vencer la resistencia fanática a su mensaje.
La gente está, pues, de acuerdo en la calidad personal de Jesús y en la eficacia de su acción, pero no sabe interpretar el sentido de su actividad. No conoce el programa de Jesús ni el papel que éste se atribuye respecto al reinado de Dios cercano. Jesús ha rechazado la propuesta del mesianismo según la concepción institucional y popular (<<el Consagrado por Dios>>), y al no conocer otra clase de mesianismo, la gente no puede identificarlo con el Mesías. Sin embargo, viendo en él a un verdadero profeta, reconocen su superioridad sobre la institución y, liberados de la creencia en ella, queda abierta la posibilidad de adhesión al programa de Jesús, cuando él lo exponga.
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