La ciudad entera estaba congregada a la puerta.
En el centro de la perícopa, entre la actividad de los intermediarios (1,32) y la de Jesús (1,34), se intercala esta frase, que describe la actitud de la población respecto a Jesús.
<<La ciudad entera>> denota la masa del pueblo. Ésta no se interesa por los que sufren ni por los endemoniados: no colabora en la obra de Jesús. En cambio, su interés por él es extraordinario: no sólo acude, sino que se mantiene agolpada a la puerta, lo más cerca posible de Jesús, mostrando con ello su adhesión y su expectación. La popularidad de Jesús en Cafarnaún ha llegado a su colmo.
Con la mención de <<la puerta>>, que alude a la casa de Simón y Andrés, donde Jesús se encontraba en el episodio anterior, indica Mc el motivo del entusiasmo popular. El público de la sinagoga había quedado desconcertado por no comprender el propósito y el programa de Jesús: éste, por una parte, había mostrado su autoridad, pero, por otra, había rechazado la propuesta mesiánica del poseído. Ahora, que lo ven alojado en la casa que representa a los círculos reformistas violentos, creen comprender la actitud y el programa de Jesús: es un líder que, usando la fuerza, pretende reformar las instituciones. A este programa dan su completa adhesión.
La expectativa de la gente de la ciudad está definida además por el verbo que usa Mc para describir su afluencia: <<estaba congregada>>. En griego, este verbo está relacionado con la palabra <<sinagoga/congregación>>, y con él indica Mc la mentalidad y el propósito de la multitud: los que, reconociendo la autoridad de Jesús, la niegan a la sinagoga oficial, quieren constituir una sinagoga reformada en torno a él.
Pero Jesús no sale, no toma contacto con sus fervientes partidarios: esto indica que los motivos del entusiasmo son inaceptables para él.
El propósito de la gente de Cafarnaún sintetiza los datos recabados hasta ahora. Por un lado, en la sinagoga la gente se había puesto de parte de Jesús, reconociendo su autoridad, mientras perdían la fe en sus letrados (1,22 Lect.). Por otro, han respetado el precepto del sábado (1,32), es decir, siguen sujetos a la Ley. No han cambiado de valores, sólo de líder. Para ellos, Jesús viene a denunciar los abusos de la institución y a enfrentarse con ella, pero sin poner en cuestión la validez de sus principios. Esperan que se erija en líder reformista; no han comprendido que el reinado de Dios representa una alternativa radical. Aparece el fracaso de Jesús en Cafarnaún: la gente no pone en cuestión los viejos valores; al contrario, al atribuir a Jesús la ideología y actitud de Simón y su círculo, los habitantes de Cafarnaún creen que el programa de Jesús los mantiene vigentes.
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