Jesús, intuyendo cómo razonaban dentro de ellos, les dijo al momento: <<¿Por qué razonáis así en vuestro interior? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico "se te perdonan tus pecados" o decirle "levántate, carga tu camilla y echa a andar"?
Jesús intuye el rechazo oculto de sus oyentes y lo afronta inmediatamente, poniendo al descubierto su actitud. No quiere disimular la gravedad de la situación. Si quieren adherirse a él, tienen que optar por su mensaje y descartar definitivamente la teología oficial del judaísmo. El desprestigio de los letrados y de la institución comenzado en la sinagoga (1,22) no había llegado al abandono de su doctrina, como apareció anteriormente por el respeto al sábado (1,32 Lect.). Ahora se confirma esa actitud: Jesús está en <<la casa de Israel>>, y los israelitas, que se congregan en torno a él, esperan que respete los principios de su tradición. Nuevo maestro, pero sin ruptura con el pasado.
Para solventar el conflicto Jesús no entabla una discusión teórica ni combate directamente el prejuicio teológico. Por el contrario, los desafía a medir el alcance de su autoridad: <<¿Qué es más fácil?>> Ellos tendrán que juzgar y sacar las consecuencias.
Para la multitud, la curación del inválido sería prueba de que Dios había perdonado sus pecados, pero hacer andar a un paralítico se consideraba imposible; nunca en el AT se habla de paralíticos y, mucho menos, de su curación. Teniendo en cuenta que el paralítico representa a la humanidad pagana, negar la posibilidad de su curación equivalía a negar que esa humanidad pudiera obtener el perdón de Dios. Mc describe la situación de la humanidad pagana tan desesperada como la de un incurable paralítico.
En la segunda parte de la disyuntiva: <<¿o decirle "levántate, carga con tu camilla y echa a andar"?>>, propone Jesús hacer algo enteramente nuevo: que el paralítico se levante, cargue con la camilla y eche a andar serán signos de salud total, del paso de la muerte a la vida. Serán la prueba decisiva de la autoridad de Jesús; de rechazo éste rebatirá la acusación de blasfemia y demostrará sin lugar a dudas que Dios está con él y él con Dios.
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