Nadie le cose una pieza de paño sin estrenar a un manto pasado; si no, el remiendo tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor.
Para zanjar la cuestión sobre el caso particular del ayuno expiatorio, Jesús ha expuesto, bajo la figura de la boda/alianza, la nueva relación de los hombres con Dios propia del Reino; esto le permite abordar una cuestión mucho más general: la relación entre la antigua alianza y el reino de Dios.
Tomando pie de la experiencia común, este dicho y el siguiente (v. 22) muestran dos modos racionales de proceder y, por contraste, la fatal consecuencia que se sigue de la acción contraria (<<si no, ... si no...>>). En ambos casos se trata de combinar algo viejo con algo nuevo, y se demuestra la inutilidad del intento; es más, el daño que se sigue.
El primer dicho se refiere a un manto o vestido que, siendo viejo, está pasado y roto. Sería insensato echarle una pieza de paño nuevo y fuerte; éste desgarraría la tela pasada. Insertar lo nuevo en lo viejo significa causar un destrozo irreparable.
Hay que notar la cuidadosa selección de términos que hace Mc en este pasaje. La expresión <<paño sin estrenar>> indica la novedad absoluta; <<manto viejo/pasado>>, algo que no tiene compostura y debe desecharse; <<el remiendo>>, según la fuerza de la palabra original, es <<lo que llena>> o <<rellena>> el roto, pero también <<lo lleno/la plenitud>>; es lo que se basta a sí mismo, no admite complemento ni puede ser insertado en otra realidad o formar parte de ella. La oposición <<nuevo-viejo>> incluye la de <<fuerte-débil>>: el paño nuevo es lo fuerte; el manto viejo, lo débil.
El paño sin estrenar simboliza, sin lugar a dudas, la novedad que trae Jesús, el reino de Dios. El manto viejo ha de simbolizar, por tanto, lo que es sustituido por el Reino, es decir, la antigua alianza y todas las instituciones en ella fundadas.
El dicho inculca así la incompatibilidad entre las formas o instituciones de la antigua alianza y el reino de Dios. Jesús ha anunciado el cambio de época (1,15: <<Se ha cumplido el plazo>>; la <<buena noticia>> proclamada por él significa novedad; de <<nuevo>> ha sido calificado su modo de enseñar (1,27); la ley sobre lo impuro (1,40ss), la discriminación religiosa y el exclusivismo judío (2,15ss) no tienen valor para él; su práctica del perdón ha chocado con la teología oficial (2,5-6). Y el núcleo de la nueva realidad es la nueva relación entre Dios y el hombre. Esta novedad no puede encajar en lo antiguo. Todo intento de hacerlo sería inútil: lo antiguo mostraría aún más su insuficiencia, incapaz como es de resistir la fuerza de lo nuevo.
El término <<nuevo>>, que se opone a <<viejo>>, indica que Jesús ofrece una alternativa, no una síntesis. Quien se adhiere a él ha de romper con los presupuestos del pasado. Al mismo tiempo, califica de anticuadas e inservibles la praxis e instituciones del judaísmo.
Este dicho de Jesús no es una respuesta a sus primeros interlocutores, quienes argumentaban desde la realidad judía para impugnar la praxis de los discípulos. Se dirige a los que conocen la realidad del Reino, pero, por el apego a las instituciones del pasado, quieren de algún modo conservarlas y pueden verse tentados de combinar lo nuevo con lo antiguo. Es, por tanto, una advertencia a los discípulos, quienes, por proceder del judaísmo, tienen el peligro de no efectuar una ruptura radical con su pasado y de practicar cierto sincretismo entre las viejas instituciones o prácticas y la nueva realidad, sin darse cuenta de que la nueva relación con Dios inaugurada por Jesús es inconciliable con los presupuestos de la antigua alianza.
La introducción a la pregunta inicial implicaba la persistencia de la cuestión del ayuno en la época de la comunidad de Marcos (2,18 Lect.); esto hace ver que, en ciertos grupos o comunidades, existían modos de actuar que, para el evangelista, no se ajustaban al mensaje de Jesús ni a la realidad del Reino. Se trata, sin la menor duda, de las comunidades judeocreyentes, que, como consta por la historia de la primitiva iglesia, intentaban encajar la nueva realidad en los moldes judíos de su cultura religiosa anterior.
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