miércoles, 1 de noviembre de 2023

Mc 2,24

 Los fariseos le dijeron: <<¡Oye! ¿Cómo hacen en sábado lo que no está permitido?>>

Hay dos elementos extraños en este pasaje: el primero, el plural totalizante <<los fariseos>> en lugar de <<algunos fariseos>>; el segundo, el hecho de que todos ellos aparezcan en el campo, mientras Jesús atraviesa lo sembrado. Son incongruencias narrativas que confirman el sentido figurado de <<lo sembrado>> expuesto antes. En realidad, la escena se desarrolla en Galilea, sin más especificación, y significa que la conducta de los discípulos provoca en la región la censura de los círculos fariseos. El uso en el original del imperfecto <<le decían>> (traducido <<le dijeron>>) parece indicar la insistencia de éstos, escandalizados del proceder de los discípulos.

Como en la perícopa anterior, los objetores no se dirigen a los discípulos; como en 2,18, hacen responsable a Jesús del modo de actuar de éstos y esperan que use su autoridad para poner coto al abuso. Aquí, sin embargo, la cuestión es más seria que en el caso del ayuno (2,18-22): no se trata de prácticas ascéticas voluntarias, sino de la observancia del sábado, el precepto más sagrado de su religión. Jesús aparece como un maestro que no vela por el cumplimiento de la Ley ni reprocha su transgresión.

En realidad, Jesús da plena libertad a los discípulos, pero los fariseos no pueden entender que éstos actúen por cuenta propia; los consideran dependientes de Jesús y, tanto ellos como el maestro, súbditos de la Ley.

Según los fariseos, la actividad del hombre está regida por el criterio moral determinado por la Ley, tal como ellos la interpretan (<<está/no está permitido>>). Los discípulos, en cambio, usan ahora su propio criterio, inspirándose de la libertad que han visto en Jesús.

En la pregunta, sin embargo, no se les llama <<discípulos>>, porque la falta que cometen no los atañe en cuanto tales, sino simplemente en cuanto son judíos. Por otra parte, la pregunta de los fariseos es un aviso a Jesús, que no se opone a la transgresión. Si reincide después de este aviso, podrán denunciarlo y acusarlo para procurar su muerte (cf 3,2).

LA BIBLIA

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