a Andrés y Felipe, a Bartolomé y Mateo, a Tomás y Santiago de Alfeo, a Tadeo y Simón el Fanático
Después de los tres primeros de la lista, caracterizados por los sobrenombres, cataloga Mc el segundo subgrupo de los Doce. Andrés deja de estar asociado a Simón (1,16.29), no recibe sobrenombre y ya no se menciona que sean hermanos. Ha pasado a segundo término. Sin embargo, en los episodios anteriores ha quedado caracterizado como supeditado a su hermano Simón; el hecho de que ahora encabece el grupo de los ocho puede indicar que este grupo gira en la misma órbita.
El segundo subgrupo, que comienza con Andrés, termina con Simón el Fanático. De los ocho nombres, ninguno vuelve a aparecer en el relato evangélico a excepción de Andrés (13,3) y éste simplemente asociado a una pregunta de Pedro. Excepto Andrés, todos son desconocidos; ninguno de ellos, ni siquiera Andrés, pronuncia palabra ni tiene intervención alguna en el evangelio. Es el grupo de los que han respondido a la llamada de Jesús y van silenciosamente a su lado; sus reacciones son colectivas o secundan la postura de los más destacados. Actúan como un todo.
El hecho de que Mc inserte en el grupo de los Doce esta mayoría sin relieve alguno no puede ser casual. Indica que, más que los individuos, reducidos a unos nombres, lo importante es la convocación de Israel, representado por individuos cualesquiera, como figura de los israelitas anónimos que han dado su adhesión a Jesús. Esto muestra el carácter representativo del grupo de los Doce. Mc narra su constitución y enumera los nombres no porque atribuya especial importancia a cada uno de sus miembros, sino por el valor simbólico del número doce.
Solamente dos de los ocho están caracterizados: Santiago ostenta el patronímico <<de Alfeo>>, que lo diferencia de Santiago de Zebedeo y lo pone en relación de hermandad, al menos de raza, con Leví el recaudador (1,14). Santiago representa un israelita que era fiel a la institución, Leví a uno que había sido excluido por ella.
El segundo caracterizado es Simón el Fanático. <<Fanáticos>> o <<zelotas>> eran los que propugnaban una observancia estrictísima de la Ley (cf. 2 Mac 4,2) y, en la época de Jesús, también una reforma radical de la institución judía, en nombre de la misma Ley. Es la ideología cristalizada en el partido nacionalista llamado <<zelotas>>. La adhesión a Jesús confirma su ruptura con la institución.
El paralelo entre Simón Pedro y Simón el Fanático no estriba sólo en la identidad de nombre, sino también en una actitud similar. Entre los dos queda abarcado el grupo entero, con excepción del traidor. Puede esperarse, por tanto, reacciones reformistas y nacionalistas por parte del conjunto del grupo.
En la lista de los Doce hay varios nombres griegos: Andrés, Felipe, Simón y, probablemente, Tadeo; el resto son nombres semíticos. Esta variedad delata diferentes tendencias en el Israel de la época.
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