<<Otros son "los que se siembran entre las zarzas": éstos son los que escuchan el mensaje, pero las preocupaciones de este mundo, la seducción de la riqueza y los deseos de todo lo demás van penetrando, ahogan el mensaje y se queda estéril>>.
Los obstáculos al mensaje están clasificados en tres capítulos. Uno es central, la seducción de la riqueza, primera vez que se da un juicio negativo sobre ella en este evangelio; los otros dos están en relación con ella: el agobio económico hace ver las riquezas como una solución, y éstas provocan deseos y caprichos de todo género; <<todo lo demás>> abarca todos los bienes que aparecen como apetecibles y que pueden obtenerse con dinero. También este caso responde probablemente a ciertas experiencias comunitarias.
El seguidor de Jesús ha de estar libre de esas preocupaciones. La acción de éstas es progresiva (<<van penetrando>>), como el crecimiento de las malas hierbas. El resultado, sin embargo, no es dudoso; acaban por ahogar el mensaje y éste no da fruto, no transforma al hombre.
Considerando ahora juntamente los tres terrenos o actitudes en los que el mensaje no puede fructificar, pueden caracterizarse como la ideología de poder, el apego al prestigio o reconocimiento social, sin excluir la cobardía y la superficialidad, y el deseo de riqueza, que lleva a toda ambición. Son los obstáculos que impiden el seguimiento de Jesús.
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