Una vez despierto, conminó al viento (y se lo dijo al mar): <<¡Silencio, estate callado!>> Cesó el viento y sobrevino una gran calma.
Jesús responde inmediatamente liberándolos del peligro. Primero actúa, luego les hablará. Para hacer que cese la tempestad, habla al viento y al mar como a seres personales, lo que prueba el sentido figurado de ambos elementos.
El verbo <<conminar>> se ha usado en el evangelio para designar las órdenes dadas por Jesús a los espíritus inmundos (1,24; 3,11) y aparece en los LXX para indicar el reproche de Dios a las fuerzas del mal. El viento, al que Jesús conmina, aparece así como una fuerza contraria a Dios.
Cuatro veces se menciona <<el viento>> en la perícopa (vv. 37.39.39.41), indicando la importancia de este símbolo, y las cuatro veces aparece como un elemento adverso. El mar, en cambio, no es de por sí hostil; su agitación depende exclusivamente de la acción del viento: al <<fuerte torbellino de viento>> corresponden <<las olas>> (v. 37); al <<cesar el viento>>, <<la calma>> (v.39).
Los dos verbos que constituyen la orden de Jesús están en singular: <<¡Silencio!>> (lit. <<¡Guarda silencio!>>), <<¡estate callado!>>. Jesús da, pues, una orden al viento; es decir, su presencia acaba con la situación de hostilidad porque hace callar al mal espíritu que la causaba.
La orden de Jesús alude a las dos escenas ocurridas en una sinagoga. El primer miembro de la orden (<<¡Silencio!>>) recuerda el silencio hostil y obstinado de los fariseos ante la pregunta de Jesús (3,4). Los fariseos no aceptaban el valor supremo del hombre, por encima de toda institución; tampoco para los discípulos es el hombre el valor supremo, sino Israel y su gloria (subordinación de los paganos). Con esto define Mc la índole de su mal espíritu.
El segundo miembro (<<¡Estate callado!>>) es similar a la orden que dio Jesús al espíritu inmundo en la sinagoga de Cafarnaún (1,25: <<¡Cállate la boca!>>), espíritu que era figura del fanatismo que creaba la doctrina nacionalista de los letrados. También los discípulos participaban de ese fanatismo. El paralelo presenta de nuevo al viento como equivalente de espíritu inmundo, y la proximidad de significado entre <<espíritu>> y <<viento>> (cf. Jon 1,4), refuerza el sentido figurado de la tempestad.
El mar (la humanidad pagana) muestra su violenta reacción a la actitud de los discípulos. Para calmarlo, Jesús conmina al viento, pero dirigiéndose al mismo tiempo al mar. Es decir, acalla el espíritu judaizante de los discípulos (<<conminó al viento>>), causa de la exasperación y rechazo de los demás pueblos (la tempestad), y al mismo tiempo hace conocer al mundo pagano (<<y se lo dijo al mar>>) que esa actitud no está de acuerdo con su mensaje. Jesús desaprueba y desautoriza la ideología de los discípulos, y esto calma por completo la hostilidad.
El efecto de la orden de Jesús: <<Cesó el viento y sobrevino una gran calma>>, muestra su condición de Hombre-Dios. En el AT es Dios quien domina el mar embravecido (Sal 89,10: <<Tú domeñas la potencia del mar y amansas el tumulto de las olas>>; 107,29: <<Dio una orden a la tormenta ... y enmudecieron sus olas>>). Jesús actúa y se revela como Dios en la tierra.
En resumen: la tempestad ha sido provocada por los mismos discípulos; el viento que agita el mar, poniendo en peligro la existencia del grupo, es la actitud judaizante con que se presentan ante los paganos. Aunque por la praxis y la enseñanza de Jesús habían podido conocer la universalidad del Reino y, en consecuencia, la igualdad ante él de todos los hombres, los discípulos quieren conducir la misión con categorías judías, manteniendo la superioridad de Israel. Los pueblos paganos rechazan violentamente este supuesto. El fracaso no es culpa del mundo pagano, sino del mal enfoque de la misión y la deformación del mensaje. En cuanto se propone el mensaje auténtico, es decir, cuando se presenta a los paganos el universalismo de Jesús, no se produce hostilidad alguna.
Cuando, en su misión, la comunidad no tiene en cuenta a Jesús, es como si éste estuviera muerto; cuando apela a él, se muestra vivo y en acción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario