Él les dijo: <<¿Por qué sois cobardes? ¿Aún no tenéis fe?>>
Después de actuar, desmintiendo con ello la indiferencia que los discípulos le habían atribuido (3,13: <<a los que él quería>>), Jesús les hace dos preguntas que incluyen extrañeza y reproche.
En la primera: <<¿Por qué sois cobardes?>>, la cobardía de los discípulos no se identifica sin más con su reacción temerosa ante la tempestad (<<perecemos>>), pues, pasado el peligro, sigue existiendo (<<sois cobardes>>, no: <<habéis sido cobardes>>).
Al hacer callar Jesús las pretensiones judías de los discípulos y proponerse a los paganos el auténtico mensaje, el de la igualdad de todos los pueblos, ha cesado la hostilidad: la aceptación es tan grande e inmediata que hace patente la fuerza divina del mensaje de Jesús. Ellos tienen miedo de que con ese éxito se pierda para siempre la posibilidad de llevar adelante los ideales judíos. No conciben presentarse ante los paganos como iguales, renunciando al principio de superioridad y a la identidad del <<pueblo elegido>>, según las categorías del antiguo Israel.
La segunda pregunta: <<¿Aún no tenéis fe?>>, indica que la raíz de ese miedo es la falta de adhesión a Jesús; todavía no <<están con él>> (3,14). Por eso no han asumido la nueva identidad que nacería de esa adhesión: la identidad del Israel mesiánico no se basa en una pretendida superioridad sobre los demás pueblos, sino en la disposición al servicio de la humanidad entera, haciendo patente el amor universal de Dios (el secreto del Reino). Como no lo han asumido, se sienten desorientados e inseguros: les da miedo quedarse sin identidad alguna si renuncian a la antigua.
La perícopa señala así el incumplimiento de las dos finalidades expuestas en la convocación de los Doce (3,14): por su falta de fe/adhesión, no <<están con Jesús>>, y por su cobardía para asumir su nueva identidad, fracasan cuando los <<envía a predicar>>. Se pone en evidencia la imposibilidad de ejercer la misión sin estar identificado con Jesús y con su mensaje.
El reproche extrañado de Jesús: <<¿Aún no tenéis fe?>>, intenta hacerles comprender lo equivocado de su actitud y estimularlos a la adhesión. Los discípulos tienen motivos más que suficientes para confiar en Jesús, quien les ha demostrado su amor al llamarlos y al constituir con ellos el nuevo Israel.
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