Había allí en la falda del monte, una gran piara de cerdos hozando.
Los cerdos están <<allí>>, en la comarca pagana, pues en territorio judío estaba prohibido criarlos, por ser animales impuros (Lv 11,7). Era propio de idólatras comer carne de cerdo.
La mención de <<el monte>> continúa la de <<los montes>> donde el poseído transcurría su vida gritando y destrozándose con piedras (v. 5). Como se ha dicho (3,13 Lect.), <<el monte>> o <<los montes>> se consideraban morada o lugar de manifestación de divinidades (3,13). La localización <<en la falda del monte>>, que indica contigüidad, cercanía al monte mismo, puede ser figura de la protección de una divinidad o sistema religioso, a cuyo amparo se encuentra la piara hozando tranquila, sin ser turbada.
El cerdo, animal impuro, era para los judíos el símbolo del poder extranjero opresor de Israel, el pueblo escogido (cf. Sal 80/79, 13-14, donde aparece la viña, figura de Israel, pisoteada por el cerdo salvaje o jabalí); en la época de Jesús, los judíos aplicaban esta figura despectiva al poder romano. Al emplear Mc la imagen de los cerdos en contexto pagano, indica que cualquier poder opresor es inaceptable para Dios (inmundo) y que toda la humanidad es pueblo escogido.
El colectivo <<piara>> está en paralelo con el colectivo <<legión>>: es también una totalidad formada por muchos individuos. La <<gran piara>> representa una gran riqueza acumulada. El poder opresor romano denotado por los cerdos se encarna en la sociedad, organizada sobre el poder del dinero (<<gran piara>>). Los cerdos representan la ecuación riqueza-poder, legitimada y protegida por la religión pagana (<<junto al monte>>). Es una nueva denuncia de la dominación romana en cuanto crea una organización social basada en la explotación económica, que lleva a los oprimidos a la desesperación.
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