Cogió a la chiquilla de la mano y le dijo: <<Talitha, qum>> (que significa: <<Muchacha, a ti te digo, levántate>>).
Como en el caso de la suegra de Pedro (1,31), Jesús coge a la niña de la mano; este gesto, que se menciona solamente cuando los individuos pertenecen al pueblo judío (1,31; 5,41; 9,27), puede indicar que el episodio refleja una actividad histórica de Jesús.
Jairo le había pedido que aplicase la mano a su hija enferma (5,23). Ahora toca a la muerta, contra la severa prohibición de la Ley (Nm 19,11.13: <<El que toque un muerto, un cadáver humano, y no se purifique, contamina la morada del Señor y será excluido de Israel>>). Como en el caso del leproso (1,40) y el de la mujer con flujos (5,27), Jesús no respeta la Ley de lo impuro, que, apelando a una supuesta voluntad divina, le habría impedido dar vida a ese pueblo. Para Jesús, esas prohibiciones no sólo no tienen validez, sino que son contrarias al designio de Dios. El único criterio para juzgare de lo bueno y lo malo es el bien del hombre (3,4).
La acción va acompañada de la palabra. Cuando Mc pone en boca de Jesús palabras en arameo (aquí, Talitha, qum) quiere decir que el personaje, circunstancia o lugar a que se refieren pertenece o tiene relación con el pueblo judío. Esto confirma el carácter representativo de la niña, figura del pueblo integrado en la institución religiosa.
Mc traduce, ampliándolas (<<a ti te digo>>), las palabras arameas. Para designar a la niña, Jesús ya no utiliza el término <<chiquilla>> (v. 39); la llama <<muchacha>>, es decir, jovencita casadera, designación que anuncia vida y fecundidad.
Es el momento de comparar las diferentes denominaciones utilizadas en este episodio para designar a la niña. Jairo la llama <<mi hijita>> (5,23), indicando posesión y ternura, minoría de edad y dependencia; los emisarios la llaman <<tu hija>> (v. 35), subrayando la posesión y dependencia; Jesús la llama <<chiquilla>> (vv. 39.40.41), señalando su condición de menor, pero eliminando la idea de posesión y dependencia; por último, la llama <<muchacha>> (vv. 41.42), que designa a una joven núbil, apta para el matrimonio (Est 2,2.7; Tob 6,12), y que, en consecuencia, va a hacerse independiente de sus padres.
<<Hija>>, <<hijita>> hacen referencia a una condición presente basada en un hecho pasado (la generación, el origen); <<chiquilla>>, sólo a una condición presente; <<muchacha>>, a una condición futura (el matrimonio). Con estas figuras expone Mc que la acción de Jesús libera de la dependencia y tutela de los dirigentes a los israelitas que, mediante ella, han sido mantenidos en la minoría de edad. Les abre un nuevo horizonte de vida autónoma y fecunda.
Las palabras de Jesús (<<a ti te digo>>) denotan su autoridad; el contacto físico transmite su fuerza (cf. 5,30). A la suegra de Pedro la levantó él (1,31). Aquí, como en el caso del paralítico (2,11), la niña debe levantarse por sí misma; se le ha comunicado una vida que la capacita para obrar por propia iniciativa. Ésta fue la petición de Jairo: <<para que se salve y viva>> (5,23); Jesús la ha realizado.
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