Al ver de lejos a Jesús, fue corriendo y se postró ante él.
Recomienza Mc la descripción del encuentro del poseído con Jesús, de modo más detallado que antes (v. 2). Precisa que vio a Jesús <<de lejos>>, expresión que se usa en el AT para designar a los pueblos paganos.
El que se mantenía a distancia del resto de los hombres, enemigos potenciales, se siente irresistiblemente atraído por Jesús (<<fue corriendo>>); es más, el que no podía ser domeñado por nadie se postra espontáneamente ante Jesús en señal de sumisión y homenaje. Reconoce en él una superioridad y una potencia a la que está dispuesto a someterse; la esperanza que no encuentra en hombres ni dioses, la pone en Jesús; ve en él a uno capaz de dar una salida a su situación. <<Fue corriendo>> connota urgencia, deseo y expectación.
Es un gesto muy similar al de los <<espíritus inmundos>> mencionados en 3,11. Aquellos se ofrecían a Jesús, <<el Hijo de Dios>>, como aliados y subordinados, viendo en él al líder liberador que esperaban. También éste se postra ante Jesús como ante un personaje divino que puede sacarlo de su situación de muerte.
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