martes, 16 de enero de 2024

Mc 6,3a

 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago y José, de Judas y Simón? y ¿no están sus hermanas aquí con nosotros?

Continúa la búsqueda de argumentos para neutralizar la impresión causada por la enseñanza. A la extraordinaria actividad que Jesús ha venido desarrollando, los oyentes oponen en primer lugar su oficio anterior. El que ha actuado por toda Galilea como maestro y taumaturgo no es más que un vulgar carpintero.

El término (gr. téktôn, hebr. haras) incluye las funciones de artesano, carpintero, albañil, herrador. Se aplicaba especialmente al carpintero, que podía ejercer los otros oficios.

El pueblo sabe que Jesús no es un rabino ni ha asistido a escuela alguna que lo haya capacitado. No es un intelectual ni tiene estudios oficiales. Para ellos, la doctrina de Dios se estudia en las escuelas rabínicas; éste no ha pasado por ellas, es sólo un artesano, luego lo que dice no ofrece garantía.

En segundo lugar, la atención se pone en la familia, en un intento de definir por ella la identidad de Jesús. Antes lo han hecho por su oficio; ahora, por sus relaciones familiares.

Jesús es <<el hijo de María>>. Es muy extraño que se le identifique por la relación con su madre, no con su padre, como era la costumbre. Dado que en aquella cultura el apelativo <<hijo>> implicaba no sólo la generación, sino también la semejanza con el padre (<<el que sale a su padre>>), este modo de designar a Jesús parece indicar que lo consideraban indigno de llevar el nombre del padre, por no seguir su ejemplo ni imitar su conducta. Esto implica que ni el saber ni la actividad de Jesús se atienen a la tradición de su familia, análoga a la que han recibido los oyentes.

Además de la madre, se nombran cuatro <<hermanos>>; los nombres propios concretan la familia real de Jesús entre los allegados que fueron a echarle mano por considerarlo un demente (3,21.31ss). De los cuatro nombres, Santiago, José, Judas y Simón, dos tienen forma hebrea (Santiago y Judas); los otros dos, formas helenizadas (José y Simón). Los de los dos primeros, Santiago y José, vuelven a aparecer en Mc 15,40, como hijos de una María que no se identifica con la madre de Jesús; el de José, determinando a María su madre, se encuentra de nuevo en 15,47; paralelamente, el de Santiago en 16,1. Son sus parientes cercanos, y Jesús es uno como ellos. Sus <<hermanos>> tienen nombre, identidad; el nombre de Jesús, ni se pronuncia.

Conocen su oficio, a su madre y a sus parientes, conviven con sus hermanas. Se empeñan en definirlo por su entorno familiar y social; es uno como otro cualquiera, y, por eso, el papel que ha asumido y la actividad que ha realizado son para ellos humanamente inexplicables. Puesto que han excluido una llamada divina, no queda más alternativa que atribuirle un origen diabólico.

LA BIBLIA

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