Llegó el día propicio cuando Herodes, por su aniversario, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a los notables de Galilea.
<<El día propicio>> representa la ocasión oportuna para que Herodías cumpla su designio de matar a Juan. Remite a la frase anterior: <<se la tenía guardada a Juan>> (6,19). Herodías no ha cejado en su voluntad de eliminarlo. Todo lo que sigue, está, por tanto, preparado para ella.
El banquete de cumpleaños se menciona en el AT del Faraón de Egipto (Gn 40,20); para los judíos era una costumbre pagana. Se celebra la vida de Herodes, el poder absoluto, y con él la celebran los representantes de todos los poderes.
Los magnates son probablemente los gobernadores de los diez distritos en que se dividía la tetrarquía (cf. Dn 5,1ss) y representan el poder político asociado y dependiente del de Herodes. Los oficiales son los jefes de las cohortes, el poder militar, la violencia al servicio del rey. Los notables de Galilea son los miembros de la aristocracia judía, la oligarquía que detenta el poder económico aliado con Herodes; han aceptado a un rey ilegítimo, renunciando a la línea davídica; son, sin duda, los <<herodianos>> con quienes los fariseos se habían puesto de acuerdo para acabar con Jesús (3,6). Asisten todos, no hay disidencias; no han estado ni están de parte de Juan, pues no han aceptado su mensaje de cambio de vida ni han protestado por su encarcelamiento: evidentemente, no lo habían reconocido como profeta (cf. 11,31-32). A ninguno de los tres grupos le importa la injusticia que ha cometido Herodes encarcelando a Juan ni el parecer del pueblo.
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