Entró la hija de la dicha Herodías y danzó, gustando mucho a Herodes y a sus comensales. El rey le dijo a la muchacha: <<Pídeme lo que quieras, que te lo daré>>. Y le juró repetidas veces: <<Te daré cualquier cosa que me pidas, incluso la mitad de mi reino>>.
<<Entró>> por iniciativa propia, con el acuerdo de su madre. El oficio de bailarina en un banquete era propio de prostitutas. La hija de Herodías, ahora princesa, se presta a actuar como una de ellas. <<Danzó>> para divertir a Herodes y a los invitados; humillante adulación al poder. <<La muchacha>> está en edad de casarse. Mc no menciona su nombre, es decir, no le concede personalidad propia; se define por la madre.
A Herodes <<le gustó mucho>> (cf. Est 2,9); pierde la cabeza y, con sus juramentos, se compromete solemnemente a dar un premio a la muchacha, dejándolo a su arbitrio: el superior se subordina al inferior. Herodes se atribuye la posibilidad de satisfacer cualquier deseo de la joven, se considera dueño de todo y con poder para todo. Subraya la certeza de su promesa (<<te lo daré>>), que repite varias veces (cf. 26: <<los juramentos>>).
<<Incluso la mitad de mi reino>> frase inspirada de la promesa del rey Asuero a Ester, explica el alcance de la promesa anterior (<<cualquier cosa>>). Sigue comportándose como un rey pagano. Es un gesto irreflexivo y desmesurado, que refleja la arbitrariedad propia del tirano.
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