Les mandó que los hicieran recostarse a todos en la hierba verde formando corros, pero se echaron formando cuadros de ciento y de cincuenta.
Lo que va a encargar Jesús a los discípulos va a ser difícil para ellos; por eso, para vencer la posible resistencia, actúa con autoridad: <<les mandó>>, verbo usado por Jesús en otras dos ocasiones (1,27 y 9,25) para dirigirse a espíritus inmundos. Quiere vencer el mal espíritu que domina al grupo.
Deben hacer que la gente se recueste en la hierba. Comer recostado era propio de hombres libres (2,15 Lect.). Es decir, a través de los discípulos Jesús está invitando a todos a la libertad; es, por tanto, misión de los discípulos impulsar a los hombres a ser libres. La libertad para optar o decidir y expresarse es la primera condición para el desarrollo humano; sin ella el hombre no tiene posibilidad de crecimiento. Jesús está traduciendo en acción el mensaje contenido en su enseñanza anterior.
Va a tener lugar la comida del nuevo éxodo, la de la nueva Pascua; por eso no van a comer como oprimidos o súbditos, sino como personas libres. Al mismo tiempo, comer recostado es una postura de reposo; se opone a comer de pie, postura del esclavo y signo de urgencia, como se hizo en el antiguo éxodo (Éx 12,11; Dt 16,3). La liberación está dada. Es el primer aspecto del Reino: sus ciudadanos son hombres libres.
Parece una incongruencia la indicación del texto: que se recostasen <<sobre la hierba verde>>, cuando antes se ha constatado que el lugar era un despoblado/desierto (v. 35). Sin embargo, el significado que Mc quiere transmitir es claro: la hierba verde es promesa de bendición y abundancia; es la esperanza de la mies copiosa. La hierba verde, portadora de semilla, fue el don de Dios creador para alimentar a todos los seres vivientes (Gn 1,29-30); en tiempos del rey-mesías las espigas habían de brotar como hierba del campo (Sal 72/71,16). Se retoma de este modo la idea de Jesús-Pastor de Israel, con su implicación mesiánica (cf. v. 34 Lect.). <<La hierba verde>> es así figura del reino mesiánico, de la tierra prometida. El Sal 23/22,2 LXX afirma que Dios, como pastor, hace recostar a su fiel en un <<lugar de verdor>>, que lo guiará por el sendero justo y que le prepara una mesa; la alusión a este salmo muestra que Jesús, como Pastor-Mesías, ejerce las funciones atribuidas a Dios en el AT. Sigue la plasmación en hechos y símbolos de la enseñanza de Jesús.
En este éxodo, por tanto, no hay intervalo entre la salida de la opresión y la entrada en la tierra prometida, es decir, entre la ruptura con los valores de la sociedad injusta y la pertenencia al reino de Dios.
El término griego para <<corros>> (symposia), que denota el <<comer y beber juntos>>, expresa la idea de una reunión informal y, con ella, la alegría y la amistad entre los comensales. Los corros no tienen un número fijo de personas ni nadie los preside, reina en ellos la igualdad. Es misión, por tanto, de los discípulos, además de impulsar a los individuos a la libertad, formar comunidades fraternas de iguales. Es el segundo aspecto del Reino, implícito en la parábola del grano de mostaza (4,30-32 Lect.).
De este modo, el lugar desierto, símbolo de ruptura con la sociedad, resulta ser el lugar de la libertad (comer recostados) y la igualdad (<<corros>>), donde se anuncia la abundancia (<<hierba verde>>) y se forma la nueva comunidad humana en la fraternidad y la amistad.
La gente, sin embargo, no secunda la orden dada por Jesús a los discípulos: por propia iniciativa se colocan en <<cuadros>>, en formaciones fijas de cincuenta y de ciento. Es decir, no se organizan en grupos de comensales, sino que espontáneamente se disponen conforme a una estructura que recuerda la establecida por Moisés para el pueblo. El texto alude a Éx 18,13-27 ( =Dn 1,9-18), donde se expone la creación de jefes de mil, de cien, de cincuenta y de veinte (o de diez), para que administren justicia al pueblo, descargando a Moisés, cuyo papel era el de mediador. Esto muestra la mentalidad de la multitud: a una invitación a la libertad (recostarse en corros) responde con un gesto de sumisión (formar cuadros). Elige la dependencia, y los discípulos no hacen nada para evitarlo.
La invitación de Jesús a la libertad y a la igualdad choca con la mentalidad jerárquica que los dirigentes de todo signo han inculcado al pueblo. Este sólo está acostumbrado a que lo dirijan y le manden. Por eso, aquellos hombres ven en Jesús al nuevo Moisés, pensando que él constituye jefes a los discípulos para que administren justicia. Esperan la restauración de Israel propuesta antes por los Doce. Entre lo que éstos habían enseñado, un proyecto reformista y jerárquico, y lo que les ha enseñado Jesús, un proyecto innovador y libre, se han quedado con lo primero. La gente se somete está dispuesta a obedecer a sus líderes; dejan su responsabilidad en manos de otros. La larga enseñanza de Jesús está fracasando; esta multitud que buscaba al grupo de discípulos y no ha pedido nada a Jesús, no ha salido de las categorías del judaísmo. La pasada actividad de los enviados, inspirada en la Ley, sigue neutralizando el mensaje.
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