sábado, 10 de febrero de 2024

Mc 6,41

 Tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció una bendición, partió los panes en trozos y los fue dando a los discípulos para que los sirvieran; también los dos peces los dividió para todos.

El texto no dice que los discípulos le llevaran o le ofrecieran los panes, aunque, según lo anterior, Jesús no los tenía consigo ni estaban a su alcance (<<Id a ver>>); los discípulos se habían limitado a informar; nuevo indicio del sentido figurado.

Ahora la iniciativa es de Jesús. Se repite la mención de los números, cinco y dos, indicando que él toma la totalidad (siete4) del alimento que posee la comunidad de discípulos. Como se ha dicho, los cinco panes representan los cinco libros de la Ley, fundamento de la religión y sociedad judías; ahora Jesús, como ha hecho en su enseñanza, tomando pie de la antigua Ley para superarla, va a exponer el nuevo mensaje. El doble alimento que ofrece (pan y amor = mensaje) es al mismo tiempo símbolo y factor de vida plena. Quiere repartir un alimento que transforme al hombre y lo lleve a la plenitud.

Las dos primeras acciones, coger el pan y los peces y mirar al cielo, están subordinadas a las tres principales que siguen: la bendición, la fracción y el reparto.

Jesús va a poner el alimento en una nueva dimensión. Para pronunciar la bendición alza la mirada al cielo, al contrario que el padre de familia judío, que bajaba la mirada para pronunciarla. Vuelve a señalar así el texto la especial relación de Jesús con Dios, que empezó en el bautismo (1,19); es el Hijo de Dios el que, con toda libertad, se dirige a su Padre y actúa en unión con él.

Bendecir o pronunciar una bendición es el equivalente hebreo de dar gracias a Dios. Jesús no hace ninguna petición, sólo bendice a Dios o le da gracias por el don del alimento, que él ofrece generosamente a todo hombre sin distinción. Vincula así el alimento con Dios, reconociendo que radicalmente es don de su amor a los hombres. De este modo deja de ser propiedad exclusiva de cada uno del grupo. El pan de los discípulos ya no es insolidario: como don de Dios, va a estar disponible para todos, y nadie puede arrogarse el derecho a retenerlo o acapararlo. Es el pan de Dios creador (<<que haces que la tierra produzca el pan>>), gratuito y sobreabundante. Jesús le da gracias por su generosidad que no debe ser impedida por el egoísmo humano.

En este caso, al contrario que en otros episodios (cf. 1,41; 2,11, etc.), las palabras de Jesús, la bendición a Dios, no anuncian un suceso fuera de lo ordinario; son las propias de un padre de familia al comienzo de una comida. Pero hay una diferencia; en el banquete judío, todos habían de escuchar la bendición de pie antes de recostarse. Aquí, en cambio, Jesús la pronuncia cuando todos están ya recostados sobre la hierba. Es decir, el contacto con la esfera divina manifestado en la bendición o la acción de gracias, no está separado de la vida ordinaria; Jesús lo integra en la cotidianeidad humana.

El alimento es para todos: hay que dividirlo para que llegue a cada individuo. Jesús parte en trozos los panes y los peces: todo debe compartirse para que la generosidad de Dios alcance a todos. 

Después encarga a los discípulos de servir el pan y los peces. Nótese el contraste con la expectativa de la multitud: los más cercanos a Jesús deben estar en la comunidad como servidores no como jefes. Los que ayudaban a Moisés recibieron parte de su espíritu para ejercer su autoridad (Nm 11,16-17); Jesús no da a sus discípulos parte de un poder, sino que les asigna un servicio. Ellos, que poseían el pan y los peces, deben ahora repartirlos y servirlos a la gente, tienen que poner a disposición de los demás todo lo que tenían; es el don sin límite, expresión del amor sin límite; así deberían transmitir y hacer visible el amor y la generosidad de Dios. El texto, sin embargo, no señala que los discípulos sirviesen el alimento a la multitud. En toda la escena no se menciona actividad alguna de ellos. Parece que Mc quiere indicar el carácter ideal del episodio: describe lo que deberían hacer los seguidores de Jesús, aunque, de hecho, el grupo de discípulos no lo haga.

Jesús se coloca en la línea de Dios creador, dador de vida. Los discípulos, y con ellos la multitud, están en la línea de Moisés, la del Dios de la Ley. Las continuas alusiones y contraposición de textos del AT en este pasaje muestran la diferencia entre la enseñanza de Jesús y la de los discípulos, y cómo Jesús propone el nuevo mensaje seleccionando algunos textos del AT y descartando otros.

LA BIBLIA

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